Capítulo 4: Amigos

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Shane

Ver llorar a Bell me había destrozado. Hacía años que no la veía, y la había conocido por tan solo un mes, pero ella realmente se había metido bajo mi piel. Había sido tan diferente a cualquier otra chica, y continuaba siéndolo. Ella solo buscaba un amigo, y yo necesitaba una amiga. Todos mis amigos parecían encaminados con su futuro, y yo no podía parar de dudar de mí mismo. De si podría hacerlo, y ahí fue cuando Bell me hizo ver que, si yo quería, podía hacer cualquier cosa.

Sin embargo, todas las palabras de motivación que uso en mí, parecía haberlas olvidado. Los últimos años realmente la habían lastimado como para olvidar toda creencia que poseía. No era la misma Bell, la vida la había cambiado.

Manejaba en silencio, sin siquiera haber encendido la radio luego de haberla dejado en su casa, y pensaba una y otra vez en cómo podía hacer para ayudarla, pero mi mente se negaba a tener una idea increíble que revolucionara su vida y la hiciera feliz de nuevo.

Caminaba por la playa tranquilamente viendo el sol mientras este se iba escondiendo y daba paso a la noche. Muy pocas personas permanecían en la playa a esa hora, la mayoría volvía a los lugares en donde se estaban hospedando para prepararse y de esa forma estar listos para salir a comer por la noche e ir luego a alguna fiesta.

Por eso, me sorprendí al ver a lo lejos a una chica sobre una piedra. A medida que me acercaba comencé a escuchar la música y con cada paso esta era más fuerte. Al ritmo de la melodía, ella bailaba de una manera hipnótica, con el sol detrás de su silueta.

La delicadeza con la que se movía y la forma en que posicionaba sus pies era fascinante. Me avergonzaba estar observándola tan fijamente, pero después de todo ella no podía esperar bailar así de increíble y que nadie se quedara mirándola.

La música se fue deteniendo al igual que sus movimientos y fue cuando ella se percató de mi presencia. No se asustó, ni se enojó. Sin embargo, me observó antes de sonreír ampliamente como si estuviera orgullosa de que su baile haya hecho que me acercara, y supe que no iba a poder evitar hablarle.

Llegué hasta el edificio en el cual vivía con un amigo, y luego de abrir la puerta lo encontré levantándose para ir a la universidad.

—Ey, llegaste tarde... o temprano —dijo Keith pensativo haciéndome reír, antes de sacudir la cabeza y despeinar su cabello castaño— ¿Tuviste alguna emergencia?

—No, no estaba en el hospital. En realidad— comencé a decir, debatiéndome sobre si contarle acerca de Bell, o quizás podría hacerlo omitiendo el detalle de su trabajo. Sabía que él no la juzgaría, pero era un secreto y no quería traicionar su confianza— ¿Te acuerdas que hace tres años conocí a esta chica en vacaciones de verano que...?

—Que te enloqueció hasta el punto en que hablabas de ella sin parar, y la buscaste, pero nunca la volviste a encontrar. ¿Hablas de esa chica? —preguntó finalizando por mí con cierto tono de humor.

—Sí, hablo de ella. La encontré hoy —dije con una sonrisa.

— ¿De verdad? Eso es una buena noticia. Adam y yo creíamos que no existía y túla habías imaginado —se burló riéndose y provocando que yo también riera—. No sabía que la seguías buscando.

—No lo hacía, por eso me sorprendió tanto verla.

—Yo creo que lo que te sorprendió, es que te haya enloquecido de nuevo.

—Eso no es verdad —negué sirviéndome un vaso de agua y entregándole las llaves del auto que compartíamos para que él pudiera ir a estudiar.

—Por supuesto que es verdad. Siempre que llegas tan tarde lo único que haces es ir a dormir y sin embargo aquí estás. Hablándome de ella —señaló haciéndome reír porque eso era verdad. Siempre llegaba exhausto— ¿La vas a seguir viendo?

—Seguramente.

—Bueno, entonces en unos meses vas a venir a decirme que tenía razón y que todavía te gusta —aseguró con una sonrisa de superioridad antes de saludarme e irse.

Sinceramente no estaba seguro de que sentía. Era verdad que Bell me había parecido una chica maravillosa cuando la conocí, y había descubierto que se había convertido en una mujer madura y decidida y eso me encantaba, pero no estaba seguro de si podía decir que me gustaba. En cierta forma no quería que así fuese, porque sabía que no tenía posibilidades. Ella nunca me había mirado de otra manera que no fuese como su amigo, y ahora que su vida era un desastre, según sus palabras, mucho menos lo haría.

Sin embargo, hacía tres años yo necesitaba una amiga, y ella estuvo ahí para mí. Era mi turno de apoyarla y ser su amigo. Solo esperaba poder encontrar la forma de ayudarla.

 Solo esperaba poder encontrar la forma de ayudarla

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Noches eternas | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora