Shane
Nunca se hubiese cruzado por mi cabeza entrar a aquel bar que se encontraba en el final de la calle, pero mi amigo del hospital, Aaron, decía que era una buena forma de relajarse al finalizar las horas de trabajo, y aunque al principio me rehusé, terminé dándome por vencido y cediendo a ir a tomar un trago.
La música estaba tan fuerte que me recordó a la época en que iba al instituto e iba a una fiesta distinta cada fin de semana. Todo eso cambió cuando la universidad comenzó, trabajé tan duro como pude para lograr graduarme lo antes posible y lo conseguí. Luego, mi trabajo en el hospital comenzó a consumir todo mi tiempo.
La oscuridad era envolvente, y las luces eran escasas. Parecía como si estuvieran esperando algo. Las chicas que nos rodearon en cuanto cruzamos la puerta eran preciosas, y todas estaban en lencería. Fue en ese momento que me di cuenta de que mi amigo me había llevado a un cabaret. Negué con la cabeza hacia Aaron y comencé a dirigirme a la salida. Vi por el rabillo del ojo como él se acercaba a mí para que me quedara, pero estaba completamente seguro de que no había forma de que yo permaneciera en un lugar como aquel. Nunca había concurrido a uno, y no comenzaría a hacerlo.
—No te vayas, quédate y tomamos un trago. Puedes encontrar a la chica de tus sueños aquí —mencionó sonriendo, incluso viendo lo serio que yo me encontraba.
—No, esta no es la forma de tratar a las mujeres...
—Por favor Shane, tuvimos un día agotador. Murió una chica que estaba en nuestras manos. Estábamos confiados en que la íbamos a salvar y no pudimos. Y aunque no lo hayas demostrado, yo sé que te dolió tanto como a mí. La mirada de sus padres y cómo nos echaron la culpa... —recordó con el ceño fruncido y negando con la cabeza. Podía vislumbrar el dolor en su mirada, y me recordaba al de la familia de esa niña. Tenía tan solo diez años y no pudimos hacer nada para salvarla cuando su corazón se detuvo rehusándose a volver a latir. No era la primera vez que sucedía, en los hospitales morían personas todo el tiempo, pero había algunos casos que impactaban más que otros. En general a mí siempre me afectaba más la muerte de los niños—. Yo sé que no te gusta toda esta mierda, pero quédate. Tomemos un trago y relajémonos un poco.
Suspiré cansado, pero continuaba con la idea de irme, cuando un gran reflector iluminó al escenario, y mis ojos se dirigieron a ese lugar por reflejo. Una chica que lucía ser unos años menor que yo, sonrió hipnotizando a todos los presentes, y más allá del baile de sus caderas y la sensualidad con la que se movía, había algo más que me hizo quedarme. No podía entender mi pensamiento de conocerla, porque yo no era de la zona, y el poco tiempo que estaba, me encontraba en el hospital, pero había algo en ella que era tan familiar...
Caminé acercándome, ignorando la sonrisa triunfante de Aaron. No podía ver con claridad su rostro, y eso me provocaba ansiedad. ¿De dónde podría conocerla? Quizás acudió al hospital alguna vez, me respondí a mí mismo, y aunque quería irme, mis pies continuaban moviéndose por sí solos llevándome frente al escenario.
Ella estaba bailando en una barra que se extendía desde el suelo hasta el cielo raso del lugar, trepándose con fuerza y elegancia. Mientras combinaba la delicadeza de una danza clásica con la sensualidad de un striptease. Llevaba puesto un diminuto short color rojo que podría considerarse una segunda piel, y un sostén que hacía juego. En sus pequeños pies llevaba puestos unos tacones altos que no podía entender cómo soportaba.
El color castaño de su cabello me recordó al de una de mis amigas y me hizo pensar en lo mucho que se enojarían si supieran donde me encontraba. Incluso mis amigos masculinos dirían que lugares como estos en donde se cosificaba a la mujer, no deberían existir.
Sentía que traicionaba mis principios y todo lo que mis padres me habían enseñado mientras los segundos transcurrían y yo permanecía en el lugar. Sin embargo, luego de que aquella joven mujer recorriera el espacio entre las mesas mientras los presentes dejaban billetes en su ropa, y cuando estuvo lo suficientemente cerca para poder ver su rostro a la perfección, supe que tenía razón. Yo la conocía.
Subió nuevamente al escenario, y mientras la música disminuía el ritmo, ella también lo hacía hasta finalizar su baile justo frente a mí, con la mirada perdida.
—Bell —susurré su nombre lo suficientemente bajo para que solo ella pudiera escucharme. Sus ojos color miel conectaron con los míos y se abrieron con horror al mismo tiempo que su boca, mientras liberaba un jadeo.
El primer capítulo de una historia que me emociona de solo pensarla. Espero que les guste. Por favor no olviden votar y dejar un comentario con sus opiniones :)
Con amor, Sabrina♥
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Noches eternas | COMPLETA
RomanceBell bailaba en ropa interior por dinero. Shane había perdido a un paciente en una cirugía. Una mala noche los llevó a reencontrarse y antes de que se dieran cuenta, estaban compartiendo sus noches eternas. ¡Atención! Esta novela contiene escenas s...