Capítulo 47: Sacrificios

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Las personas siempre se preguntaban si valía la pena hacer lo que fuera por amor. Muchas decían que no. Que el amor no lo valía. Pero yo no pensaba así. El amor era algo primordial en mi vida, y siempre había pensado que haría lo que fuese por amor, y hacia un año y medio atrás me había tocado probármelo a mí misma. Trabajar de bailarina erótica había sido mi primer 'lo que fuese por amor' y prostituirme sería el segundo.

Desde que mi madre descubrió que tenía cáncer, quise que se curara, y quería que tuviera la oportunidad. No me arrepentía de haber tomado esa decisión, incluso sabiendo como todo resultaría, si tuviera que volver al pasado, haría todo de la misma manera.

Cada día que mi madre estuvo internada, la clínica me recordaba que la deuda era cada vez más grande, pero no me importaba. Ella recibió la mejor asistencia y nunca iba a tener la duda de si hubiese podido salvarse si hubiese estado en un hospital mejor.

«Solo respira. Todo va a estar bien. Va a ser una hora. Dos a lo sumo. Es poco tiempo. Ni siquiera lo vas a sentir.»

Incluso sabiendo que me prostituiría para pagar la deuda, tomaría las mismas decisiones. Desearía encontrar la manera para hacerlo diferente, pero no lo hacía, y el dinero que debía pagar era tanto que con el trabajo que solía tener en la cafetería tardaría cinco años en pagar sin gastar un centavo del sueldo en otra cosa.

«Solo respira. Todo va a estar bien. Va a ser una hora. Dos a lo sumo. Es poco tiempo. Ni siquiera lo vas a sentir.»

Repetía una y otra vez lo mismo en mi cabeza, y continuaría haciéndolo hasta convencerme a mí misma.

—Bell el cliente está esperando... —dijo Patrick golpeando la puerta.

—Lo sé, solo dame un segundo —respondí de vuelta.

Observé mi rostro y vi como mis ojos se enrojecían a medida que las lágrimas los invadían. Volteé y comencé a abanicarme el rostro. Si lloraba arruinaría mi maquillaje y no podía permitir que eso ocurriera. Respiré hondo y pensé que cuanto más rápido comenzara, más rápido terminaría, y con ese pensamiento caminé paso a paso hacia la puerta.

—Al fin —suspiró Patrick encontrándose afuera—. La tercera puerta es la tuya —anunció señalando hacia una de las tantas puertas del pasillo y luego se fue hacia el otro lado del club.

Caminé hacia mi destino escuchando gemidos de por medio y un escalofrió recorrió mi cuerpo de solo pensar en lo que estaban haciendo muchas mujeres en aquel lugar, y de lo que yo iba a hacer en tan solo minutos. Porque estos hombres no tardaban ni un segundo en pedir lo que querían y en tratarte como quisieran, porque después de todo estaban pagando por eso. Porque estos hombres pagaban para hacer conmigo lo que otras mujeres se negaban a hacer. Inhalé profundamente dejando atrás todo tipo de sentimiento e ingresé.

El hombre estaba recostado en la cama y tenía una inmensa sonrisa de goce, como si hubiese estado deseando que este momento llegara. Como si lo hubiese imaginado miles de veces y finalmente se estuviera haciendo realidad. Me imaginé que era uno de los tantos hombres que habían prometido muchísimo dinero por tener sexo conmigo cada vez que me veían bailar. Porque me veían como el fruto prohibido que nadie podía tener y era eso lo que le fascinaba tanto a aquel hombre y a tantos otros y por lo cual con solo unas cuantas noches conseguiría el dinero que necesitaba.

—Quiero que te saques la ropa lentamente mientras bailas como lo hiciste cada sábado —ordenó y sin pensarlo para no arrepentirme y salir corriendo, comencé a hacerlo.

Prenda por prenda y con movimientos sexys de mis caderas fui quedando en plena desnudez frente a él mientras lo veía presionar su mano sobre su entrepierna.

Sonreía con placer en la mirada, y eso a mí me asqueaba. Llevaba un traje de empresario como muchos otros en el lugar, porque se excusaban con que trabajan mucho y necesitaban el sexo para relajarse. No parecía tener más de treinta años y me recordaba al hombre que me había seguido aquella vez. Se acercó a mí y me sorprendió la rapidez con la que se quitó el saco y la camisa.

Me tomó por la muñeca con fuerza y me hizo girar hasta presionarse contra mi espalda. Podía sentir su erección presionar contra mi espalda baja y quería llorar por el asco que eso me producía. Quería llorar por el miedo que tenía, pero más que nada quería llorar porque a pesar de todo iba a seguir quedándome y fingir que lo disfrutaba.

Con una mano comenzó a tocar mi entrepierna mientras con la otra me tomaba del cuello y presionaba obligándome a acercarme más a él. Pude percibir que la música del club se había detenido y no entendía por qué, pero el hombre detrás de mí no se detenía ni por un segundo para permitirme pensar en otra cosa.

Sentía que su mano se movía en mi entrepierna con rudeza y rogaba que no me lastimara en el acto. Escuché como se desabrochaba el cinto y luego el pantalón, y luego sentí su miembro contra mi piel. Cerré los ojos con fuerza, pero antes de que él pudiera penetrarme, alguien abrió la puerta violentamente. El cliente se alejó de mí y en ese momento me di cuenta que aquel hombre que había entrado era un oficial.

Todo fue borroso desde ese momento porque, aunque la policía me estaba salvando de prostituirme, también estaban evitando que consiguiera el dinero que necesitaba. Me senté en la cama cubriendo mi cuerpo con una manta para tapar mi desnudez.

No sabía que había sucedido o si se habían llevado a alguien a la comisaria. Yo solo continuaba sentada mientras derramada las lágrimas que había estado conteniendo.

—Señorita no se puede quedar acá. Necesitamos que salga para poder interrogarla —habló un policía apareciendo, pero cuando notó que yo no respondía volvió a repetir lo mismo, y yo seguía sin reaccionar—. Señorita —Dirigí mis ojos a los suyos lo que hizo que detuviera sus palabras—... No llore. Va a estar bien. Solo necesitamos hablar con usted. Pero no va a ir a la cárcel —explicó. Asentí con la cabeza y caminé a la par de sus pies hacia la salida. Había varios patrulleros pero lo que hizo que me paralizara fue que él estuviera ahí. Fue que George me observara en ese estado y en ese lugar, porque de esa forma, aquel secreto que había guardado por tantos meses se había descubierto.

Hola amores, acá les traigo un nuevo capítulo. ¿Qué creen que pasara ahora? ¿Se esperaban que Bell intentara prostituirse para pagar la deuda con el hospital? Cuentenme en los comentarios que los leo todos.

Con amor, Sabrina♥

Con amor, Sabrina♥

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