— ¿Qué diablos dices? — preguntó Facundo tomándolo por la camisa.
— ¡Suéltalo! — gritó Joaquín. Lo tomó de la mano, agradeciendo su ayuda. — Entre Pecas y yo nunca existió nada. En cuanto al padre de Ángel no importa quién es, él está muerto.
— ¿Si murió entonces por qué Emilio dice que es suyo? — lo interrumpió Facundo, viendo a Rudo con furia.
Joaquín no podía hablar, sentía ahogarse. Las lágrimas corrían sin control.
En ese momento llegó Sergio y sintió el apoyo que tanto necesitaba. Él siempre lo hacía sentir fuerte, capaz de vencer al mundo entero.
Debía mentir.
Sabía que lastimaría a Rudo, pero no tenía otra opción.
— Cuando recibí la última nota de amenaza contra mi hijo... tomé la decisión de venir a México y enfrentar al culpable de mis temores... — su vista estaba pérdida en el suelo, no lo podía ver a los ojos. Sabía que si lo hacía no podría seguir con la farsa. — Al llegar a la junta y encontrarlo ahí me asustó y...
Volteo a verlo ¡Gran error! porque sus ojos se encontraron con los de él. Quería gritarle que por favor no creyera lo que diría después, que debía hacerlo para protegerlo a él y a su hijo, del desgraciados de Facundo.
Quería ser tan transparente como él decía que era, para que pudiera leer la verdad de su mente.
Eso era imposible y lo que diría lo alejaría para siempre. Lo odiaría y eso era algo con lo que no creía poder vivir.
Debía ser fuerte, por su hijo, por él. Tal vez cuando se enterara de la verdad, entendería su actuar. ¿Al fin de cuentas Emilio decía estar haciendo lo mismo por él o no?
— Sentí gran temor y ... me imagine que... sí le hacía creer que el niño era suyo, lo protegería y no permitiría que le hicieran daño.
Rudo sintió que el mundo se había acabado, fue como si le hubieran echado combustible al fuego que ya ardía en él. Dio unos pasos y tomándolo del brazo, lo hizo que lo viera fijamente a los ojos.
— ¿Me mentiste? ¿Me crees capaz de amenazar a alguien con lastimar a un niño indefenso? ¿Quién crees que soy?
Sergio inmediatamente los separó. Por más que lo amara, creía que lo había engañado y el dolor de sentirse traicionado lo cegaba, no lo dejaba pensar claramente.
— ¡Eres el desgraciado que lo violo! Que más quieres, para que piense lo peor de ti... — Facundo lo interrumpió.
Rudo lo volteo a ver con ojos asesinos.
Lo estaba provocando y aunque no sabía la clase de alimaña que en realidad era su supuesto amigo, quería matarlo.
— ¿Por qué no me pediste ayuda a mí? — preguntó su prometido.
— ¡Porque no es tu pelea! — le contestó furioso.
— ¡Si la es, tú eres mi hombre! Y al niño lo quiero como mío.
Quería escupirle la cara.
Si que era un desgraciado de primera. Deseaba arrancarle las pelotas en ese instante.
No pudo responder, prefería morderse la lengua antes de seguir hablando. Volteo a ver a Sergio y pidió suplicante.
— Sergio, sácame de aquí por favor.
Rudo se acercó a él en un instante.
— ¡No te puedes ir! Le prometí a tu padre que cuidaría de ti.
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Tu Amor Es Mi Redención *Emiliaco* (Adaptación)
FanfictionJoaquín, hijo de uno de los magnates más poderosos de la industria en los Estados Unidos. Alegre, extrovertido, vivía una vida cómoda y sin preocupaciones, pero todo cambió de la noche a la mañana. Una llamada telefónica puso su mundo de cabeza, al...