Capítulo 2

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Joaquín viajó de inmediato a la ciudad de México. Siempre fue muy unido con su padre y no sabía cómo se sobre pondría a ese dolor.

Era hijo único, lo que hacía que sus padres vivieran para complacerlo en lo que quisiera. Nunca fue uno chico superficial, al contrario, tenía sus pies bien puestos en el suelo. Sabía que el dinero no lo es todo en la vida, que se gana con mucho esfuerzo y su padre fue su mejor ejemplo.

Hombre trabajador y honesto que siempre le enseñó a adquirir lo que quería luchando por ello honestamente. Decía que el que trabajaba duro y se ganaba el sustento siendo honesto, dormía tranquilo por las noches.

Él siempre estuvo en contra de aquellos que hacían trampas, para subir de peldaño. Creía honestamente que a esos hombres no se les debería tener compasión, ni darles segundas oportunidades.

Joaquín creció con esa misma convicción. Todo cae por su propio peso y si cometieron fraudes debían pagar por ello.

Al bajar del avión lo esperaba Rodrigo, un amigo muy querido. Quien al verlo tan quebrado lo abrasó fuertemente, dándole consuelo.

— Siento lo que pasó, sé que debe ser muy difícil para ti. — lo despegó de su cuerpo, para verlo a los ojos. Con lágrimas corriendo por sus mejillas agradeció con un movimiento de cabeza. — ¿Nos vamos? — apuntó el apuesto amigo al coche. Entraron en él y abrazándolo manejaron en silencio.

— ¿Joaco? No quiero darte falsas esperanzas, pero hay algo que no encaja en todo esto. — dijo él.

— ¿De qué hablas? — preguntó confundido. No entendía lo que quería decir, pero una nueva esperanza de que su papá aún viviera creció dentro de él. — ¡Di por favor lo que estás pensando!

— No entiendo lo que está sucediendo. — lo tomó de la mano y volteo a verlo a los ojos una vez más. — Tu papá no estaba para venir a México hasta el mes entrante... nuestros padres tenían una junta muy importante este fin de semana en Washington D.C. Esta mañana cuando me hablo Sergio, para avisarme de lo ocurrido y pedirme que viniera por ti, llamé a la sucursal. Necesitaba asegurarme si se encontraban allá, pero no me podían dar información sobre tu padre. Lo que si me pudieron decir es que el mío si estaba presente. Si mi padre estaba ahí, lo más seguro es que el tuyo también lo estuviera. Los dos son piezas muy importantes en la compañía y papá te hubiera llamado de inmediato si no hubiera llegado. Yo te hubiera avisado de mis dudas, pero no me diste tiempo a nada. — Joaquín frunció su entre ceja confundido.

— No entiendo que me quieres dar a entender. ¿Crees que tal vez fue alguien más quién murió y lo confundieron con papá? — sus ojos brillaron, necesitaba creer que así fue.

— No sé exactamente lo que éste sucediendo, pero no me gusta nada. Joaco tu padre tiene muchos enemigos y... — hablaba cuando fue interrumpido por chillidos de llantas de coche que frenaron frente a ellos, impidiéndoles el paso.

En cuestión de segundos todo se convirtió en un infierno.

Eran dos coches oscuros, uno se paró en frente impidiéndoles avanzar y el otro a un lado.

Hombres encapuchados bajaron, dirigiéndose directo al chofer. El cual sacó un arma que nunca tuvo oportunidad de usar. Una bala se le incrustó en la cabeza, haciendo que los sesos de este volaran por todos lados salpicando la cara de Joaquín.

Todo comenzó a moverse en cámara lenta, veía a los hombres moverse de prisa, excepto él.

No parecía reaccionar. No escuchaba nada, excepto los fuertes latidos de su corazón y su agitada respiración. Era algo irreal, eso no podía estar pasando, parecía la escena sacada de una película de terror.

Tu Amor Es Mi Redención *Emiliaco* (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora