Capítulo 26

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Perspectiva de Rudo.

Rudo al escuchar el disparo se detuvo en seco. El corazón se le quería salir del pecho pensando que habían lastimado a su Tritón. Se detuvo a ver la escena y se llevó una gran sorpresa al ver que era Joaquín quien le apuntaba a la cabeza al hombre, quien ya hacia doblado con sus manos en el vientre.

Le volvió a entrar el oxígeno al pecho y pudo respirar al ver que estaba bien. Esos minutos sin saber si le había sucedido algo fueron los más largos de su vida. Ahora sabía que darle la pistola fue la mejor decisión que pudo haber hecho.

Era un hombre muy valiente y siempre demostró ser un guerrero, aún sabiendo que llevaba de perder nunca se quedaba sin luchar.

Una sonrisa se pintó en sus labios ¿Es que nunca dejaría de sorprenderlo? La tristeza lo embargó, porque pasaría mucho tiempo para que lo volviera a ver, si es que algún día lo volvía hacer.

Se quedó parado observando lo que sucedía. Reconoció a su amigo que entro a escena y cuando vio que estaba libre de peligro se marchó. Le dolía verlo partir, aún no se acababa de marchar y ya lo extrañaba.

No había tiempo que perder, debía regresar antes que Leandro sospechará de él.

Al llegar al edificio entró por la puerta trasera y se cambió de ropa. No podía salir sintiéndose como lo hacía, quería gritar, golpear algo, pero si no controlaba sus emociones, lo echaría todo a perder.

Necesitaba unos segundos. Recargándose en la pared respiró profundo, tratando de tranquilizarse.

Después de un momento salió y se dirigió a la oficina en donde lo esperaba su amigo. El hombre que lo suplantaba se puso de pie fingiendo ir a servirse una copa y fue ahí en donde sucedió el intercambio.

— Emilio te vez mal debes tranquilizante si no quieres que tus esfuerzos no sirvan de nada. — dijo su amigo poniéndole una mano en el hombro.

Se tomó de un sólo trago la bebida que se había servido y se sirvió otra.

— ¡Maldita sea! ¿Por qué tenían que suceder así las cosas? Te juro que quisiera matar a Satán por su traición.

— Lo sé y ya pagará, por ahora tranquilízate y pon tú mejor cara. Si no salimos pronto...

Él asintió con la cabeza, respiro profundo y salieron de la oficina.

Al llegar al bar los chicos los esperaban muy sonrientes.

— ¿Qué tal les fue? — pregunto Leandro. Rudo caminó a donde él y sin que lo esperara le planto un beso en la boca. Al separarse le brindo una gran sonrisa.

— Mejor de lo que esperaba, este negocio nos va a proporcionar grandes ganancias a ambos. — volteo al camarero y pidió una copa para brindar, cuando su móvil sonó. Era Pecas, su corazón inmediatamente se apretó. Esperaba la llamada, pero un mal presentimiento lo embargó.

— Rudo tienes que venir inmediatamente, se complicaron las cosas. — su voz sonaba agitada, preocupada. Rudo sintió como el aire abandonaba su cuerpo ¿Le sucedió algo a su Tritón? Se retiro un poco de los demás.

— ¿Qué diablos dices? — exigió saber.

— Mataron a Ratón y al parecer dieron con el coche en donde iba Joaquín. Tus hombres lo encontraron hecho añicos, tapizado en balas, al parecer se volcó. La gente que contrataste estaba con un balazo en la cabeza y habían dos hombres más muertos en la escena, pero ni una señal de él...

Sintiendo que el miedo se apoderaba de él lo interrumpió alzando la voz. La gente y amigos que estaban alrededor se asustaron al oírlo hablar.

— ¡Maldita sea Pecas! Más te vale que lo encuentren o yo mismo acabo con cada uno de ustedes ¿Me estas oyendo?

Tu Amor Es Mi Redención *Emiliaco* (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora