Parecía que el reloj había detenido sus manecillas y el tiempo no seguía su curso. Todo se movía en cámara lenta para Joaquín, estaba helado, congelado, inmóvil. Lo único que podía escuchar eran los fuertes latidos de su corazón.
¡Lo estaba matando!
Emilio estaba sobre Facundo, dándole su merecido, pero al recibir las dos puñaladas en el vientre, se desvaneció, cayéndole encima.
Facundo se dio la vuelta, posicionándose sobre su oponente. Levantó la mano una vez más y clavó el puñal otra vez.
¡No podía permitir que continuara!
¡Debía hacer algo!
No se podía quedar observando, como el amor de su vida estaba siendo apuñalado.
Volteó a ver a su amigo en busca de ayuda y vio que bajaba las escaleras corriendo de prisa. Su corazón se aceleró aún más, porque a la distancia que se encontraba, sería imposible que llegara a tiempo, para impedir que lo matara.
¡Debía actuar ya!
Por el rabillo de su ojo vio el arma que le había tumbado a Facundo, tirada en el suelo.
Con manos temblorosas la levantó y le apuntó a ese rubio que tanto daño le causó, pero al cual también llegó a amar.
El miedo se apoderó de él, no temía errar y lastimar a la persona equivocada, ya que era muy bueno con las armas. El recordar cómo lo trató cuando estuvieron juntos, lo paralizaba.
Sus sentimientos eran los que se interponen, eran un torbellino, llenos de confusión. Por más que dijera odiar a Facundo, los recuerdos lo embargaban. Quería acabar con él de eso no tenía duda, solo que en ese momento se sentía confundido.
— ¡Detente! — ordenó, pero Facundo pareció no escucharlo y siguió con su ataque.
¡No podía permitir que continuara!
¡Lo mataría si no hacía algo!
Debía dejar sus dudas a un lado y actuar.
La furia le subió a la cabeza, al ver que continuaba lastimándolo y la adrenalina comenzó a correr por su cuerpo a gran velocidad.
Justo cuando Facundo levantó la mano para volver a atacar, Joaquín actuó, jaló el gatillo dándole dos disparos en el pecho.
Facundo soltó la navaja y antes de caer al suelo, volteó a verlo. Podía ver dolor y miedo en sus ojos, pero lo que más predominaba en ellos era odio.
No era un hombre tonto, siempre supo que amaba a Emilio, pero sabía que también sentía algo por él. El ver que no le importaba matarlo, con tal de defenderlo a él, lo destruía más que esa balas que yacía dentro de su ser.
Joaquín corrió desesperado con Rudo, el cual estaba suelto, flácido en ese frío piso.
¡No lo podía perder una vez más! si él fallece, lo haría con él.
Su vientre estaba empapado de ese líquido rojo que corría por sus venas, haciendo que su corazón siguiera latiendo.
¡Se estaba desangrando!
Llevó sus manos al vientre y puso presión. Él sin poderlo evitar se quejó de dolor, pero fue tan débil que casi era inaudible.
Sentía cómo las fuerzas lo abandonaron poco a poco y una gran pesadez se apoderaba de sus ojos, no los podía mantener abiertos y sin poderlo evitar los cerró.
¡Lo estaba perdiendo!
— ¡No! no no no, por favor, mi amor abre los ojos. — suplicaba entre sollozos Joaquín. — Emilio mi amor por favor lu ...lucha, no te dejes vencer, hazlo por nuestro amor, por nuestro hijo. Tres años...estuvimos alejados... y... Y ahora que todo está por terminar, que... por fin podemos estar juntos no me puedes dejar. — Emilio estaba tan débil que parecía perder el conocimiento en cualquier momento.
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Tu Amor Es Mi Redención *Emiliaco* (Adaptación)
FanficJoaquín, hijo de uno de los magnates más poderosos de la industria en los Estados Unidos. Alegre, extrovertido, vivía una vida cómoda y sin preocupaciones, pero todo cambió de la noche a la mañana. Una llamada telefónica puso su mundo de cabeza, al...