Bruno estaba al tanto de su reacción y al ver que estaba a punto de ponerse de pie, fue más rápido. Fingiendo sentirse mal se levantó de su asiento a tomar un recipiente vacío justo frente a él.
Rudo supo de inmediato lo que hacia, trataba de protegerlos, evitando ser descubiertos.
¡Quería golpearse a sí mismo! dejó que los celos controlaran sus acciones, pero cuando se trataba de su tritón no podía pensar, se cegaba completamente.
¡Era suyo! y el verlo en brazos de otro, lo desquiciaba completamente. Lo peor era saber que también sentía algo por él.
Vio a Bruno a los ojos y agradeció su intervención, estaba poniendo la vida de su Tritón en peligro y no solo la de él, también la de su hijo.
Los demás al ver la conmoción, voltearon a ver que sucedía. Joaquín supo que algo no andaba bien, con solo ver lo tenso de sus cuerpos.
Bruno lo tomó de la mano.
— Necesito aire, quiero vomitar.
Lo puso de pie y sacaron la cabeza por el techo corredizo del coche. Al estar fuera acercó a su cara a la de él, asegurándose que entendía lo que le diría.
— ¡Basta de jueguitos infantiles! Nunca antes habías hecho algo así ¡por favor no lo hagas ahora! Esas muestras de afecto no van y menos para darle celos a Emilio ¿Sabes lo que estabas a punto de causar por tu imprudencia? ¡Aunque te duela, por Ángel aguántate!
Joaquín asintió con la cabeza, por el bien de todos se esforzaría por contenerse.
Con el único hombre que daba muestras de afecto de ese tipo, como decía su amigo, siempre fue con Rudo. Ahora que sentía ahogarse al verlo con otro, fue lo primero que se le ocurrió hacer, darle celos.
Le dolía demasiado y aunque sabía que debía controlarse, creía sería imposible.
— Perdóname, sé que estoy poniendo a todos en peligro gracias a mis estúpidos celos. Haré lo imposible por controlarme.
Su amigo lo abrazo, sentía sinceramente el dolor por el que estaba viviendo. Aun recordaba lo que sintió la primera vez que encontró a Sergio, durmiendo junto a él. Pensó lo peor y sintió que el mundo caía a sus pies. Si su amigo sentía lo mismo que él sintió aquella vez, estaba sufriendo de la peor manera.
No querían levantar sospechas, así decidieron entrar al coche, aparentando estar mejor. El camino a casa fue muy difícil para ambos, por un lado estaba el encimoso de Leandro comiéndose a Rudo y por el otro, Facundo haciendo lo mismo con Joaquín.
Debía encontrar una forma de evitar que Facundo siguiera tocándolo. La única solución que encontró fue embriagarse hasta no saber más de sí. Quedo dormido hasta la tarde del siguiente día.
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Se encontraba Emilio sentado en la sala con una copa de vino en la mano, debatiendo si iba y lo sacaba de esa habitación. Estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se percató que alguien se acercaba a él.
— Ya hombre, deja de pensar tanto.
Era Facundo que se sentaba a su lado, con un portátil en mano y una gran sonrisa de estúpido en los labios.
Quería borrársela de un puñetazo, era la persona con la que menos se quería encontrar.
— ¿Y tú chico? — preguntó, volteando a todos lados.
Quería decirle que estaba justo en donde lo había dejado esa mañana ¡en su cama!
— Al decir tu chico ¿Te refieres a Leandro? — preguntó y dio un trago más a su copa.
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Tu Amor Es Mi Redención *Emiliaco* (Adaptación)
FanficJoaquín, hijo de uno de los magnates más poderosos de la industria en los Estados Unidos. Alegre, extrovertido, vivía una vida cómoda y sin preocupaciones, pero todo cambió de la noche a la mañana. Una llamada telefónica puso su mundo de cabeza, al...