Capítulo 15

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— Dijo que tú no eres el culpable de que yo esté aquí. — su mirada era tan intensa que se intimidaba y no sabía si parar o continuar hablando. Lo mejor era hablar con la verdad, si era cierto y él era inocente de su secuestro le perdonaba lo que había hecho, porque según Pecas fue para protegerlo.

— Que todo lo que has hecho, incluso lo... de la otra vez...— bajó la vista al suelo. No quería verlo a los ojos, aunque lo hubiera hecho por protegerlo, recordar aquella acción le dolía mucho. — Es porque me quieres proteger.

Los dos guardaron silencio unos minutos, Rudo no sabía que decir. ¿Qué le podía decir? Sí, te viole para protegerte, ah y porque me encantas. Porque desde que te vi te has convertido en una obsesión y no podría soportar que alguien más te tocara.

Volvió su vista lentamente a él y continuo más decidido.

— También dijo que me quieres ayudar a escapar.

— ¿Cómo sabes que no mintió? ¿Cómo puedes estar seguro que es verdad lo que te dijo? — preguntó estudiando su reacción.

— Lo sé, tus ojos me lo dicen. — respiró profundo antes de hablar. — Sé que al ayudarme a escapar tu vida corre peligro y ... no quiero que lo hagas.

No pudo evitar sonreír, su corazón salto de gusto. Se preocupaba por él y no quería que nada le sucediera. Aun después de lo que le hizo ¿Quería ayudarlo? ¿Quién era este chico? No cabía en su cabeza tanta belleza, tenía un corazón de oro. Pero si quería protegerlo de sus amigos, debía convencerlo que era mentira lo que le había dicho Pecas.

— Eres muy ingenuo, crees muy fácil en la gente...

— Te equivocas. — lo cortó. — Soy perceptible y sé reconocer cuando la gente es falsa y tú no lo eres. Desde que abrí los ojos aquella tarde que me trajeron, me transmitiste tranquilidad. Cuando pasó... aquello, me juré a mí mismo que me vengaría de ti, pero me confundía ver el dolor en tus ojos. Ahora que sé la verdad, que sé que lo hiciste para protegerme, te lo agradezco.

Cerro los ojos recordando y las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, sin poder contenerlas.

— Sólo de imaginarme a esos animales tocando... haciendo... — su respiración se empezó a agitar y Emilio no pudo más, dando grandes pasos llego a él y lo abrazó fuertemente. Acarició su pelo tratando de consolarlo. Hubiera querido quitarle ese dolor, pero lo peor de todo era que fue él el que lo causó.

— Gracias por haberlo hecho tú. — termino con voz quebrada.

Emilio no podía proferir palabra, el escuchar lo que decía lograban hacer que su corazón se hinchara de amor.

¿Amor? No sabía exactamente qué era lo que sentía, pero era un sentimiento muy fuerte.

— Quiero llamarle a mi padre y pedirle que les dé lo que necesitan, no puedo permitir que por mi terquedad puedas perder tú vida.

Desde que Joaquín había llegado era lo que más deseaba, llamarle a su padre, pero ahora todo había cambiado. Sus compinches habían dejado claro que en el último día lo tendrían entre los tres.

El Pecas no participaría, pero no permitiría que los otros tampoco lo hicieran, no lo soportaría. La única manera de poder evitarlo era ayudarle a escapar.

Sabía que si le ofrecía esa opción no aceptaría, con tal de no poner su vida en peligro. Lo mejor era fingir, le haría creer que sí llamarían, pero lo alargaría lo más posible. Mientras tanto aceleraría los planes, para ayudarle a escapar.

Al principio creyó que sería fácil lograrlo, pero ahora que había investigado, se había dado cuenta que era mucha más gente involucrada de lo que él pensaba.

Tu Amor Es Mi Redención *Emiliaco* (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora