Capítulo 37

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— Facundo está aquí.

Su corazón se aceleró descontroladamente. Sabía lo iría a buscar, pero nunca imaginó que sería precisamente ahí, en esa fiesta. Por más que intentó mantener la sonrisa en sus labios le fue imposible.

Volteo disimuladamente a su alrededor, pero no había señal de él.

— ¿En dónde está? — preguntó con voz temblorosa.

— ¡Sonríe por favor! Rudo te observa y tú sabes lo intuitivo que es. — inmediatamente sonrió.

Pecas tenía razón y lo que menos quería es que sospechara algo. Especialmente no antes de que pudiera hablar con él a solas.

— ¿En dónde está? — volvió a preguntar. Tomó todo el contenido de su copa, de un solo trago.

— Estaba en una de las oficinas de atrás, hablando con Satán. Me pidió que viniera a esperar que llegarás. ¡Quiere verte!

Inhaló oxígeno, tomó una copa más del camarero y termino de un trago.

— ¡Claro! con ese cerdo...— hablaba con la quijada apretada. Estaba rabioso, lo primero que hizo fue ir a buscarlo a él. Estaba seguro que era para que lo pusiera al tanto de lo que había hecho, hasta ese momento.

— Facundo está aquí. — dijo con voz apagada.

— Sabíamos que vendría a buscarte, ¿de qué te sorprendes? — Sergio preguntó de lo más tranquilo.

— ¡Pero no aquí, frente a tanta gente! especialmente no frente a Rudo.

— Es el mejor lugar, porque ninguno de los dos haría una escena. Además, ahora que sabes que Emilio está con Leandro, es la mejor excusa para que vuelvas con Facundo sin que él sospeche.

— No creo poder... — ¿cómo lo haría? después de a ver vuelto a sentir a Rudo, no quería sentir la piel de nadie más en él.

— ¡Claro que puedes! Estamos a casi nada de terminar con él. Ahora es cuando debes de hacerlo mejor que nunca. Debes de ir a buscarlo, que crea que solo te enteraste de su presencia y corriste a él.

Iba pasando el camarero, dejó su copa vacía y agarró dos a la vez, tomándose una tras la otra, como si de agua se tratara.

Sergio se las quito y le habló al oído, necesitaba entender que era ahora o nunca.

— ¡Para! Debes de estar alerta en todo momento...

— ¡¡Necesito valor!! — se alejó unos paso y le guiño el ojo. — Ahora vuelvo. — sonrió. — Ve trabajar a papi.

Sergio estaba ansioso, aunque sabía que Facundo amaba a Joaquín con locura, el hecho de estar en su territorio junto a los demás lo podía cambiar todo. Sé podría sentir presionado a actuar y lastimarlo, aunque no fuera su intensión.

Joaquín sabía cómo manejarlo, lo mejor era darle un poco de tiempo, para arreglarse con él y después no se separaría ni un instante.

Joaquín se fue caminando, abriéndose paso entre los presentes a gran velocidad. Debía encontrarlo y hablar con él, tratar de tranquilizarlo antes de que salieran al público.

Llegó a un corredizo retirado del ruido, en cada lado había oficinas vacías. De pronto sintió como una mano lo tomaba de la muñeca y lo jalaba hacia lo oscuro.

¡Era él! Facundo, aunque no veía su rostro, su cuerpo y olor lo podía distinguir a la perfección. No importaba la oscuridad. Abrió una puerta y lo metió cerrando tras de sí.

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Rudo por su parte, vio como Joaquín se alejaba de todos y se adentraba a la parte más solitaria del lugar.

Tu Amor Es Mi Redención *Emiliaco* (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora