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Emilio salió del cuarto muy confundido. Él nunca creyó en la cursilería del amor a primera vista, pero esto que sintió por Joaquín fue diferente.
Al salir se encontró con su amigo el pecas, sentado solo en un viejo sillón. Volteó a todos lados extrañado, porque no había nadie más en la choza.
— ¿En dónde están los demás? — preguntó confundido, mientras se dirigía hacia él.
— Decidieron ir a comer algo ahora que tú estás aquí. — Pecas agarró una cerveza del suelo y se la dio. Emilio la tomó en sus manos, se sentó frente a su amigo y quitándose el pasamontañas dio un trago.
— Debemos dejarlo ir. — dijo una vez que bebió. — Ese muchacho no tiene idea de que es lo que pasa. No entiendo que les pasó por la cabeza al hacer una barbaridad como ésta. — negaba con la cabeza decepcionado de esa acción tan baja. — Esperemos que lleguen los demás, para dejarles claro que no quiero que lo toquen. Mañana por la mañana lo dejan ir, lo sueltan en un lugar seguro y fácil que lo encuentren.
El pecas inhaló profundamente y puso su mano frente a él, para que parara de hablar.
— Lo siento Rudo, pero no podemos hacer eso...
— ¿Como que no lo pueden hacer? — interrumpió furioso, pero su amigo no lo dejo continuar.
— Digamos, que hay un pez más grande que tú. Alguien que está interesado en tenerlo aquí. — dio otro trago a su cerveza.
— ¿Qué diablos dices? No entiendo. — preguntó confundido.
— Rudo, hay alguien que puede salir perjudicado con la información que el señor Fritz tiene. Ese alguien quiere que hagamos que el príncipe convenza a su papá de entregar lo que sea que él tiene y de que renuncie a su puesto en la empresa. Él o ellos creen que tú eres el más afectado por la muerte de tu padre y quieren que te hagas cargo de la situación. Ya te imaginarás cuales podrían ser la consecuencias si rechazas. Yo diría... que lo mejor sería fingir. — dijo creyendo sinceramente que fingir sería la mejor opción, hasta encontrar una mejor solución.
— ¿Fingir? ¿Como podría hacerlo? por dios, yo no podría lastimar a ese tritón.
— No digo que lo tortures, pero sí que les hagas creer que estás de acuerdo con su secuestro. ¿Prefieres que ellos le hagan las barbaridades a las que están impuestos? — sus palabras solo lograban hacer que su sangre hirviera dentro de él, pero su amigo tenía razón. Esos hombres eran unos despiadados. Debía pensar bien las cosas y con mente fría, para no errar.
— ¡Perros! Maldita sea pecas mataron a dos inocentes y ¿Me quieren embarrar en su mierda? — sus ojos querían salirse de sus cuentas por la rabia que sentía. Se puso de pie, pasándose las manos por el pelo lleno de frustración.
— Al chófer lo mato Satán, en cuanto al hombre que iba con él, yo le disparé en un lugar que no es letal. Tenía que mostrar que soy capaz de todo, para que confiaran en mí. ¡Mirarme! — dijo apuntando a su rostro. — ¿En verdad crees que un muchachito podría hacerme esto? — los dos rieron y se llevó la mano a la nariz. — Aunque deja decirte que pega duro el principito. — guardaron silencio
— ¿Si me opongo y lo dejo ir? — no podía creer lo que le decía su amigo.
— Las ordenes son explicitas, si tú no accedes se te da un tiro en la cabeza y todo parecerá que fue él quien te disparó... Rudo eres mi mejor amigo, mi hermano y no podía permitir que te embarraran de esta manera esa fue la única razón por la que acepté meterme en esta basura.
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Tu Amor Es Mi Redención *Emiliaco* (Adaptación)
FanficJoaquín, hijo de uno de los magnates más poderosos de la industria en los Estados Unidos. Alegre, extrovertido, vivía una vida cómoda y sin preocupaciones, pero todo cambió de la noche a la mañana. Una llamada telefónica puso su mundo de cabeza, al...