— ¿¡Qué!? ¿Qué es lo que dices? — se pasó la mano por el pelo, ansioso. ¿Acaso le estaba diciendo que...? ¡No! ¡Eso no podía ser verdad! debía haber una confusión! ¡tal vez no entendió bien! no podía estarse refiriendo a él.
Él lo amaba de verdad, tenía años conociéndolo y aunque le doliera reconocerlo, nunca antes lo había visto tan enamorado como lo estaba de él. ¡Además, él no sería capaz de hacer algo tan ruin!
Le busco la mirada a su Tritón y no se lo pudo negar más, ¡si hablaba de él! Sus ojos no podían ocultar el dolor que sentía y supo inmediatamente que su miedo era real. Su mejor amigo, su hermano, era el ser más despreciable del mundo.
No sólo le causó daño a su Tritón, si no que llamándose hermanos, lo embarró en el fango. No le importo si lo hundía o se lo llevaba entre las patas, con tal de llevar acabo su venganza.
— ¿Facundo? — más que pregunta era una afirmación. Le dolía y le costaba creerlo ¿Cómo pudo hacer algo tan bajo? tan.... Ni en su mente podía terminar frases completas.
Lo tomó en brazos y apretó fuertemente a su cuerpo, no soportaba verlo sufrir de esa manera. Aunque le destrozaba lo que escuchaba, no importaba su propio dolor, lo importante era consolarla a él.
Joaquín por su parte se dejó abrazar, ese era exactamente el lugar en donde quería estar. En donde se sentía protegido, capaz de vencer al mundo.
— ¿Tienes una maldita idea de lo que ha sido para mí, tener que soportar que me toque? ¿Qué me acaricie? ¿Qué me haga el amor? ¿Y ... y tener que fingir que lo disfruto? — dijo entre sollozos.
Lo apretó más fuerte, no soportaba escuchar sus palabras, era suyo y ni Facundo, ni nadie, cambiaría las cosas.
Joaquín escondió la cara en su cuello, inhalando su aroma. Ese aroma que lo enloquecía, que le daba fuerzas y valor. Empuñó la toalla que llevaba en el cuello con gran fuerza y continuó entre sollozos.
— ¡Lo odio! y lo peor de todo es que nada de esto hubiera sucedido, si hubiera sabido que vivías. ¡Quería olvidarte! quitar un poco el dolor que tu muerte me causaba, y él, precisamente él fue el que hizo que minimizara un poco. Me hizo sentir esperanzo, deseo de volver a vivir y el día que creí que empezaría una nueva vida, el día que me propuso matrimonio ¡me entero de quien era él!
Rudo apretó su quijada, con gran rabia.
Era increíble como de la noche a la mañana, podían cambiar los sentimientos. El respeto y admiración hacía una persona, de quererlo como hermano, a considerarlo su peor enemigo.
¡Lo odiaba! no sólo por amar a Joaquín, sino que también por su culpa, su tritón había derramado más lágrimas en los últimos tres años, que en toda su vida.
¡Era un estúpido! ¿Cómo es que no se lo imaginó antes? Satán y Leandro son primos de Facundo y ambos estaban involucrados con lo del secuestro. ¡Era lo más obvio del mundo! esa debió ser su primera sospecha al verlo junto a Joaquín.
— ¡Perdonadme, soy un imbécil! Te juro que creí te hacía un bien al mantenerme alejado. Te amo Joaquín, eres el hombre que más he amado en mi vida y sin embargo eres al que le he hecho más daño. Por ti soy capaz de todo, de dar mi vida, de vivir en el infierno que he vivido estos tres malditos años sabiéndote lejos... o ... o con otro hombre.
Joaquín podía sentir la tensión en su cuerpo y sabía era verdad lo que decía. Le dolía verlo sufrir y entendía perfectamente porqué se alejó, que lo hizo por protegerlo. Él hubiera hecho lo mismo por protegerlo a él, se hubiera alejado, lo hubiera hecho sin pensarlo dos veces.
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Tu Amor Es Mi Redención *Emiliaco* (Adaptación)
Hayran KurguJoaquín, hijo de uno de los magnates más poderosos de la industria en los Estados Unidos. Alegre, extrovertido, vivía una vida cómoda y sin preocupaciones, pero todo cambió de la noche a la mañana. Una llamada telefónica puso su mundo de cabeza, al...