Al día siguiente, cuando me desperté, Fabrizio no estaba allí. En su lugar, había una nota. La cogí para leerla deseando que no fuese nada malo.
«Buenos días, guapa.
No te asustes por no verme allí. No me dan días en el trabajo debido a que estamos hasta arriba. Así que no puedo quedarme para cuidarte si no eres un familiar muy cercano. He ido a trabajar así que regresaré a la hora de la comida.
Por favor, tómate las pastillas a las horas que te he dejado escritas. Ojalá estés mucho mejor muy pronto.
Te quiere, Fabrizio.
PD: Me encargué de llamar a Daniela para que sea ella quien avise al colegio ya que no sé cuál es. No te preocupes por nada más. Solo descansa».
Suspiré suavemente sintiéndome algo más tranquila. Volvería, al menos eso era lo que había dicho, por lo que me abracé con todas mis fuerzas a la almohada que aún olía a él. Quería dormir un rato más ya que estaba agotada, pero probablemente no sería buena idea si no me ponía las alarmas para tomarme la medicación.
Me incorporé en la cama y miré el reverso de la nota. Allí estaba el estricto horario. Tan solo sería un par de tomas sin él, nada más. Cogí el móvil que estaba en las últimas de batería y lo puse a cargar. Después programé las alarmas y dejando el teléfono a un lado, me acurruqué una vez más en la cama. Tenía mensajes, notificaciones por doquier, pero no abrí ninguna. No era tiempo de escuchar los mensajes de Daniela o de mi familia preocupados porque no sabían nada de mí. Tampoco quería ver los WhatsApp de las madres preguntando cosas sin sentido o hablando de lo que les diese la gana. Aún no entendía porqué diablos teníamos que tener un grupo de WhatsApp con los padres de los niños ya que en infantil no existían las tareas salvo cosas de fuerza mayor y dos, hablaban como cotorras, no se callaban. Me terminaban llenando el móvil de notificaciones y de memes que no me importaban ni lo más mínimo porque siempre, en todo grupito, debía estar el graciosito de turno. ¿No podían ser personas normales? No, el grupo que tenía que estar siempre en constante movimiento y bendita la gracia que me hacía.
Si estaba llena de notificaciones es que me había vuelto a caducar la petición de silenciar ese grupo. Una vez al mes me había obligado a mí misma a mantenerlos una semana silenciados. El resto del tiempo lo hacía cada uno de los fines de semana. Podían surgir cosas importantes, pero también estallaba. Mil y pico mensajes sin parar, el teléfono vibrando y arrancándome un poco de vida cada vez que alguien ponía alguna cosa. Por no hablar de la cantidad de batería que se perdía ante ese ritmo imparable. Lo odiaba, con todas sus letras, pero debía acostumbrarme a que no había nada en este mundo que no estuviese alrededor de un montón de personas hablando de cosas sin sustancia por los móviles.
Entré en la aplicación y me aseguré de volver a silenciar el grupo, al menos, por un día ya que estaba enferma y tenía todo el derecho a desconectar de lo que no me hiciese ningún bien. Habiendo hecho eso podría regresar a mi momento de descanso ya que no oiría ninguna vibración si no era algo importante.
Entonces, en mitad de ese intento por poder sentirme mejor. Mis ojos encontraron la conversación con Felipe. Había un mensaje más, un solo mensaje más y sabía que lo peor que podía hacer era abrirlo. Me obligué a dejarlo allí, a no entrar, a no saber. Quizá hubiese sido mucho mejor que lo hubiese abierto, pero como me conocía, como la curiosidad me mataría, mantuve el pulgar sobre la conversación y lo borré.
Sentí cierto alivio. No quería escuchar una respuesta a todo lo que había soltado en ese salón porque la conocía. Me había propuesto una meta importante: olvidarle. No lo haría si seguía estando enganchada a cada mensaje suyo. Era hora de pasar página y nada mejor que centrarme en el hombre que hacía cualquier cosa por mí pese a que no nos conocíamos. Los besos de Fabrizio aún quemaban mi piel y no quería quitarle el protagonismo que merecía en mi vida. Había sido suficiente no habernos conocido antes. Me negaba a hacerle daño.
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Por accidente
RomanceSole no es la misma que era. Después de su ruptura se niega a intentar vivir la vida, pero tiene a Daniela a su lado, una chica que se niega a aceptar que su amiga se hunda en la miseria. Así que usa su influencia para sacarla de su zona de confort...