DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen perola historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que ésta se modifique o publique en otro lugar. Derechos Reservados.
Capítulo 12: "El despertar de la pasión"
La ayudó a subir al yate teniendo cuidado que no perdiera el equilibrio en la escalerilla que unía la pequeña embarcación con el muelle.
Kagome estaba muy seria debido al vaivén que se producía bajo los pies pero en cuanto saltó a bordo, los brazos de Inuyasha la recibieron y ella sonrió alegremente, en ese instante vio al anciano Toutossai aparecer y se soltó inesperadamente del hombre y lo miró con una expresión aterrada y nerviosa.
Inuyasha sonrió como si nada y volteó hacia el anciano que los observaba sin expresión alguna.
- Buenos días, amo Inuyasha.- Saludó, dándole la mano y recibiendo sin titubear la entusiasta del muchacho.- Es una sorpresa verlo por aquí otra vez...- Miró a la muchacha que se encontraba dos pasos tras él- Buenos días, niña Kagome.
- Buenos días. – Respondió intentando parecer calmada y luego desvió la mirada hacia el horizonte para dejar de sentirse asustada e incómoda. Se preguntó si los había visto en el momento en que él la cargaba en sus brazos, quizás no, el anciano a veces era distraído.
- Buenos días Toutossai, es un hermoso día ¿verdad?- Preguntó el muchacho con demasiado entusiasmo que el viejo frunció el ceño causándole extrañeza de aquella conducta tan jovial, tan lejana a la última vez vista sólo un par de días atrás.
- Muy hermoso amo y tranquilo estará el mar ¿ha finalmente tomado mi consejo y sacará a dar un paseo a este anciano yate?
El muchacho sonrió apenas y se paseó con lentitud hasta la baranda de la embarcación, miró el horizonte, claro y calmo, mientras la brisa del mar azotaba sus cabellos negros y salvajes. Observar aquella "visión" aceleró el corazón de Kagome y se sonrojó. Inuyasha volteó y miró a la muchacha con una sonrisa.
- ¿Te gustaría?
La vio fruncir la frente en evidencia que le molestaba el que le hablara de esa forma estando Toutossai presente, pero personalmente a Inuyasha bien poco le importaba la opinión de los demás.
- Mmmm... claro...- Respondió ella con aire distraído pero Inuyasha supo que intentaba disimular la cercanía que había entre ellos.
Pero adoraba irritarla, molestarla, había algo en esa muchacha que parecía enloquecerlo cuando se enojaba y luego él trataba de reconciliarse. Así que sonrió aun más como si nada y volteó hacia el anciano.
- Bueno, hace tiempo que quiero ir a esa isla llamada Caldera, me dijeron que hay un volcán aun activo.
- Eso es cierto, amo Inuyasha- Respondió el anciano rascándose la barba- Puede recorrer esta isla también, ir a Oia a ver el atardecer, navegar hacia el este en donde la costa es plana y hay muchas playas hermosas... la niña Kagome sabe, podría enseñarle.
Kagome, que se encontraba distraída observando el mar, volteó el rostro a él e intentó sonreír. Comenzaba a sentirse nerviosa, jamás en su vida había salido de la isla, menos había estado sobre una embarcación y jamás pensó que podría estar precisamente en el yate de su "amo". Trató de tragar y serenarse.
- Gracias anciano, tendremos en cuenta sus consideraciones- Respondió, acercándose al timón y estudiándolo por completo.
El viejo Toutossai no dudó en las habilidades de su joven amo, su padre era un experto y estaba seguro que el hijo también lo sería. Salió de la cubierta y se encargó de soltar la cuerda que unía la embarcación con el puerto. Desde ahí, observó al muchacho que elevaba el ancla y luego caminaba aprisa hasta el timón, la niña Kagome se sentó cerca de él con el rostro contraído.
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Por favor, ámame.
RomanceEscapando de intrigas y problemas que aparentemente no tenían solución, Inuyasha busca el descanso y la libertad en tierras muy lejanas, encontrando allí a la joven que conocía desde la infancia y que ahora cambiaría su vida por completo.