DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que ésta se modifique o publique en otro lugar.
Derechos Reservados.
Capítulo 24: "Resignación"
La desesperación, frustración y el desconcierto que le causaba todo lo que estaba viviendo, lo estaba volviendo loco. Apretó los dientes y esperó, por milésima vez, que aquel irritante sonido cesara y que se dejara en cambio escuchar la dulce y femenina voz de ella, para dejarse llevar por los recuerdos de un paisaje soleado, caluroso y tranquilo, en donde podía incluso sentir el puro y fresco a mar sólo con imaginarlo, tranquilizarse, tal vez, apaciguar su corazón, quizás, calmar su impotencia por un par de segundos siquiera... pero no, Kagome no contestaba y se preguntó una vez más si algo malo había sucedido, o el móvil había tenido un desperfecto, quizás las líneas telefónicas funcionaban mal allá... era el quinto día sin poder comunicarse con ella. Cinco días desde la primera y última vez que hablaron por teléfono. Suspiró pesadamente, fue en ese instante en que Miroku se acercó y le entregó en silencio un periódico de días atrás.
Ahí estaba su fotografía de archivo, de un evento social al que había asistido un par de meses atrás, y al lado, la fotografía de la muchacha que su padre había escogido como esposa, también de archivo, caminando por las calles de Tokio, era para anunciar el inesperado compromiso.
- Pero... ¿¿pero quien rayos autorizó esto??- Masculló en voz baja, mirando a su amigo con los ojos llenos de furia.
El otro se sentó a su lado y le ofreció un vaso de café.
- Tu padre lo autorizó el mismo día que llegaste...
Inuyasha sólo tomó el vaso de plástico entre sus manos, no lo bebió, aunque si lo hubiera hecho quizás tampoco hubiera notado lo extremadamente caliente que estaba, seguía mirando alternativamente a su asistente y la fotografía. Allí, aparte de las imágenes de los jóvenes, salía un pequeño resumen de quienes eran y la posible fecha de la boda. Para un par de meses más.
Los ojos de Inuyasha se desorbitaron.
Un par de meses solamente...
Alzó el rostro y miró a la joven que se suponía era su prometida, conversando con Seika. Kikyo, desde el primer día había asistido a la clínica para conocer la salud de Inu Taisho, por supuesto había dicho que venía en nombre de su padre quien estaba muy preocupado por la salud de su amigo, pero él sabía que no era tan así, cada vez que estaba él junto al anciano e ingresaba Kikyo para conversar, el viejo hacía caras muy graciosas y cómplices de quien molesta a un par de enamorados.
Ella parecía no darse cuenta de la situación e Inuyasha no se molestó en averiguar esa información.
- Mi padre...- Masculló lentamente, entrecerrando los ojos y observando a la mujer.-... mi padre... y lo que él dice... debo acatarlo...
Su asistente tragó fuertemente, pensando en que efectivamente así era, nadie podía oponerse a Inu Taisho jamás, menos ahora. Observó a la mujer una vez más y sólo en ese momento acertó porqué era que le llamaba tanto la atención ahora, precisamente ahora y no antes.
- No crees... - Dijo Miroku algo incómodo-... que... tu futura esposa tiene... ¿un ligero... parecido a esa muchacha que vive en la casa de tu madre?
Él, que miraba a la mujer sin darse cuenta de hacerlo, volteó rápidamente el rostro hasta su amigo, sus ojos casi echaron chispas, Miroku puso ambas manos en frente a modo de defensa.
- ¿Qué dices? ¿¡estas loco o qué!?
- Sólo... sólo es un comentario... no te enfades, vaya... volviste a ser la polvorita de antes- Agregó, pero eso último lo dijo muy bajito para que Inuyasha no lo escuchara.
ESTÁS LEYENDO
Por favor, ámame.
RomanceEscapando de intrigas y problemas que aparentemente no tenían solución, Inuyasha busca el descanso y la libertad en tierras muy lejanas, encontrando allí a la joven que conocía desde la infancia y que ahora cambiaría su vida por completo.