DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.
Derechos Reservados.
Capítulo 28: "Reviviendo la Pasión"
Salió del cuarto de su madre y cerró la puerta tras su espalda con cuidado, luego, volteó el rostro y fijó la mirada en dirección norte, al final del pasillo, en donde estaba la habitación de Kagome. ¿Estaría ya en ella? ¿o quizás ayudaba a Kaede en la cocina? Podía escuchar, desde donde estaba, el ruido de las cacerolas que se golpeaban una a la otra producto de su acarreo.
Se relamió los labios y meditó.
La situación era demasiado compleja, por un lado sabía que debía mantener la cordura, estaba comprometido y el estar nuevamente en la isla era sólo por la salud de su madre, sin embargo, la cordura se iba a la basura tan solo con verla. Y ni siquiera eso. Cuando preguntó por Kagome, luego de haber llegado y haber informado su visita, se había vuelto loco ¿por qué ella no estaba ahí a esa hora? Un sentimiento sobre protector afloró tras aquella fachada de indiferencia por la joven... no pudo dominarse, no le importaba hacerlo, necesitaba saber dónde estaba, si se encontraba bien, necesitaba verla ya en casa... claro que se sintió un estúpido cuando, camino a su búsqueda, la vio afuera junto a su rival, aquel que estaba evidentemente enamorado de ella, con el cual incluso se habían peleado: Kouga.
Su sorpresa ante el súbito encuentro fue chocante. La vio y el corazón pareció querer salir disparado fuera de su pecho, el cuerpo entero vibró y se llenó de calor, de un calor que hacía tiempo no sentía, recordándole que estaba vivo.
Kagome, la hermosa y pequeña Kagome estaba frente a él, mirándolo absorta también. Tan bella como siempre, a pesar de su ropa modesta y su falta de maquillaje, era la de siempre, la que trajo a su memoria besos lleno de infinito amor y pasión, casi pudo sentir la suavidad de aquella piel blanca y perfecta bajo sus dedos, era la misma Kagome... no, no era exactamente la misma... había algo... algo extraño ahora en ella... algo... ¿en el fondo de su mirada castaña?
Turbado sus ojos se desviaron al acompañante. Sintió asco.
"Aparentemente, no pierdes tu tiempo", quiso decirle con rencor y celos, sintiendo hervir la sangre dentro de sus venas, pero Kagome no lo miró.
De los celos al amor, así iban y venían sus sentimientos. Sin embargo, por un instante pareció perder la razón, porque verla ahí sentada, pálida y enferma provocó aquel irrefrenable deseo de abrazarla y protegerla, besarla y decirle que todo iba a estar bien, su dolor era también su propio dolor ¿cómo podía ser? No importaba nada, sólo quería estar con ella.
Y volvió nuevamente a la realidad cuando su madre habló. Entonces tuvo que refrenar aquellos sentimientos, impulsos, para concentrarse en un tema más importante. Su madre estaba enferma y gravemente, por eso había vuelto, por eso estaba ahí.
Habían acordado que durante la mañana del día siguiente irían al doctor para que éste le informara más en detalle a cerca de la condición de su madre y el tratamiento que debía seguir. Ella parecía ahora estar dispuesta a hacer todo lo que él decía, ni siquiera se opuso, al contrario, entre avergonzada y contenta aceptaba sus condiciones. Pero estaba contenta por verlo, por saber que él se interesaba en ella, Inuyasha se dio cuenta que su madre había ignorado su enfermedad tal vez debido a la soledad que sentía estando ahí, porque la imaginaba sola por años, añorando el regreso de su padre y el cariño de su hijo, un hijo injusto y desconsiderado que sólo acudió a ella cuando sólo quería escapar de sus problemas.
La quería, la amaba por aun quererlo a pesar de su abandono. Por eso no permitiría que nada le sucediese, se prometió que haría lo imposible para que recuperara su salud.
ESTÁS LEYENDO
Por favor, ámame.
RomanceEscapando de intrigas y problemas que aparentemente no tenían solución, Inuyasha busca el descanso y la libertad en tierras muy lejanas, encontrando allí a la joven que conocía desde la infancia y que ahora cambiaría su vida por completo.