DISCLAIMER: Los personajes son de Rumiko Takahashi pero la historia es mía, por lo que NO AUTORIZO para que ésta se modifique o publique en otro lugar.
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Capítulo 17: "Culpa"
La motocicleta había quedado en un estado bastante lamentable debido a la abundante lluvia que le había caído encima y sumado a que al primer intento de hacerla andar los frenos ya no funcionaban bien. Pero al menos seguía ahí cuando regresaron del puerto, en el mismo lugar en que la había dejado Inuyasha.
Aquella mañana el sol salió radiante e iluminó con fuerza la ciudad borrando poco a poco los rastros que había dejado la tormenta aquella noche, aunque el camino de arena por el cual debían regresar era una trampa de barro, piedras y desniveles que en más de una ocasión estuvieron a punto de caer o quedar atrapados en el lodo fangoso.
Y sin embargo ninguna de esas cosas pudo minimizar la felicidad y la tranquilidad que ambos sentían en sus corazones. Inuyasha, por primera sentía amor incondicional por una mujer, por primera vez sentía que amaba todo en una mujer. Su rostro, su aroma, su voz, su risa, su enojo, todo, absolutamente todo e imaginarse sin ella era como perder la vida.
Kagome por su parte jamás había amado en su corta vida y no se explicaba como había pasado eso, porqué había tenido que sentir algo así, tan fuerte, tan maravilloso, precisamente por Inuyasha, a quien sólo había vuelto a ver después de 12 años de ausencia y no por Kouga, quien estuvo a su lado todo ese tiempo y sobre todo en momentos tan difíciles. Y entonces recordó la frase cliché de Inuyasha: "Al corazón no se manda".
Ella sonrió sintiendo que a su alrededor danzaban destellos de luz. Suspiró y abrazó a la cintura más fuerte aun de Inuyasha, apoyando la mejilla en su camisa pues él había insistido en que la joven usara durante el trayecto su chaqueta.
Era tan protector... ni siquiera era un atisbo del engreído y cruel muchacho de la infancia... o de días atrás. Era increíble el que una persona cambiara así. "Pero es por mi, es porque me ama", se dijo sonriente y volvió a suspirar.
Él ladeó la cabeza y le brindó una media sonrisa.
- Seguro te estas acordando de lo de anoche.
Kagome se irguió, apartando el rostro de su espalda y frunció el ceño, sus mejillas se sonrojaron de inmediato y sólo eso enterneció al hombre y un calor agradable dentro de su pecho lo envolvió. Ella era única, pensó, volviendo la cabeza hacia el frente y sonriendo más, orgulloso de haberla encontrado.
- ¡Tonto!- La escuchó quejarse con debilidad, luego, la muchacha volvió a apoyar su mejilla en su espalda, sus manos acariciaron con suavidad su estómago, a él ya le comenzó a despertar otro tipo de sensaciones- Sólo... estoy feliz... ¿no crees que es un hermoso día? Después de cómo se desató la tormenta anoche.
- Yo recuerdo que se desató otro tipo de tormenta noche... - Se burló, riéndose para sí mismo.
Ella esta vez sonrió, sabiendo que sólo la molestaba porque era algo que él disfrutaba.
- Tonto... y libidinoso... estoy segura que alguien debe haberte influenciado de esa forma...- Frunció el ceño-... no te imaginaba así...
- Bueno... - Sonrió una vez más-... tengo un amigo que trabaja conmigo...- Y entonces dejó de sonreír y tragó con fuerza.
Inuyasha tuvo el fugaz recuerdo de Miroku. Diablos Miroku... lo llamaría uno de estos días... aunque mejor que no ¿para qué? Si tenía que volver a Tokio para solucionar el problema en que estaba sumido, ahí entonces lo vería. No había necesidad de volver a "esa realidad" cuando estaba en otra mucho más... atractiva, pensó, sonriendo pícaramente.
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Por favor, ámame.
RomanceEscapando de intrigas y problemas que aparentemente no tenían solución, Inuyasha busca el descanso y la libertad en tierras muy lejanas, encontrando allí a la joven que conocía desde la infancia y que ahora cambiaría su vida por completo.