Capítulo 19. Inesperada Visita

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que ésta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 19: "Inesperada Visita"

Agitada aun por lo sucedido en la alcoba de Inuyasha y avergonzada luego cuando se enfrentó a la mirada de su Señora y Kaede que regresaban de Thira, se disculpó por su ausencia en todo el día. Izayoi sólo meneó la cabeza y dijo que no tenía importancia al respecto, que Kaede la había acompañado.

Mientras la anciana cocinera se marchaba de ahí no sin antes darle una mirada profunda que la muchacha de inmediato captó por lo que habían hablado ese día, Myoga se retiraba de la habitación, quedando sólo Izayoi sentada sobre el sofá, con una extraña expresión en el rostro que sorprendió a Kagome.

- Perdón... mi Señora ¿todo bien?

La mujer alzó el rostro y fingió una sonrisa, recostando la cabeza en el respaldo del cómodo sofá, mientras recibía vientecillo del abanico que sostenía su mano.

- Ahh... pues... más o menos en realidad...

Sus palabras fueron dichas en un tono demasiado casual, lo cual no reflejaba la expresión preocupada y endurecida de su rostro.

Kagome se acercó y se sentó a su lado, preocupada.

- ¿Qué sucedió?

La mujer suspiró y miró a su alrededor dejando de lado el abanico.

- ¿Dónde esta Inuyasha? ¿dormido aun? Pero cómo pudo afectarle tanto un baile... ¡oh! Mira lo que he traído, querida- Tomó la cartera pequeña que había dejado abandonada a su lado y la abrió, la sirvienta mantuvo la vista fija en sus manos que rebuscaban algo, no dejando aun de pensar en su extraña actitud y que ahora intentaba evitar el tema- Mira, esta es tuya y ya tengo una para mi... no creo que Inuyasha este interesado en esto así que sólo traje estas dos... salen tan bien...

Kagome ahora sostenía en su mano un pequeño trozo de cartulina y que era la fotografía que les habían sacado la noche previa, la del baile. Su corazón de pronto se estremeció y su estómago le punzó tan fuerte que apretó los labios y se sonrojó. El impacto había sido... grande, el impacto de ver a Inuyasha junto a ella bajo un arco, él sosteniéndola del brazo, con una leve sonrisa, sus ojos dorados brillantes, su porte erguido, y ella, con las mejillas rojas, los labios entreabiertos, con su cuerpo muy apegado al de Inuyasha... no pudo evitar reconocer que se veían... "bien" juntos.

Pero no dejó que la imagen la encandilara, la apartó de su vista y volvió a hacer la pregunta, ella presentía que algo había sucedido, su Señora estaba muy callada y seria, algo estaba pasando ¿y que significaba eso de que llegaran los trabajadores en la mañana? ¿y la visita al contador?

Izayoi se levantó del sillón y dejó la fotografía, su copia, junto a un jarrón con grandes girasoles.

- Tengo que comprar un lindo marco mañana...- Murmuró.

- Señora Izayoi, por favor, dígame que esta sucediendo ¿porqué esta así?- Insistió, poniéndose de pie.

Inuyasha en ese instante venía bajando la escalera y ambas mujeres alzaron la vista cuando escucharon sus pasos.

Él se había abotonado la camisa hasta la mitad, el cabello seguía enmarañado pero en su flequillo denotaba humedad, pues aun goteaba en las puntas, se arremangaba las mangas y observaba a su madre con preocupación pues había escuchado por completo la pregunta de Kagome. La sirvienta se alejó de la mujer y se quedó muy quieta en un rincón.

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