DISCLAIMER: Los personajes no son míos pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que ésta se modifique o publique en otro lugar.
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Capítulo 26: "Regreso"
Positivo, positivo, positivo, positivo.
Kagome palideció mortalmente y entonces se desvaneció, ella se quedó en el frío piso del baño, desmayada y con la prueba de embarazo aun en la mano.
En ese instante, Inuyasha ya se encontraba en pie, frente al espejo, terminaba de acomodarse la corbata para volver a la empresa, como lo venía haciendo las últimas semanas después que su padre se recuperó, cuando sintió de pronto una aguda y dolorosa punzada en el pecho, exactamente, en el corazón. Se llevó la mano a él y murmuró un "¡ay!" mudo, arrugó la frente y se encorvó levemente, esperando que el dolor desapareciera. Pensó, si es que acaso él tendría problemas cardíacos igual que su padre, pero concluyó de inmediato que era imposible, puesto que era muy joven aun como para heredarlo, se tranquilizó porque tampoco sentía otro dolor en el cuerpo y sabía además que cuando venía un ataque al corazón el brazo izquierdo se inmovilizaba.
El dolor cesó poco a poco, entonces fue capaz de moverse y desabotonar la camisa para poder respirar mejor, resopló e hizo una mueca, porque aunque el dolor se había ido, quedaba el recuerdo de aquella dolorosa punzada. Entonces suspiró largamente, hasta que ya no quedó señas del dolor, se incorporó preguntándose qué había sido eso cuando sus ojos se desviaron y vieron, aun en su cuello, el rosario que ella le había obsequiado.
No es que no lo viera todos los días. Claro que sí, pero desde lo de su padre y aquel arreglado compromiso, se obligó a no pensar más allá, no pensar más en ella, o en lo que habían tenido en esa isla, no más, para así no sufrir como los primeros días de su separación. El imaginar que Kagome ya sabía que él se iba a casar y que por eso no contestaba sus llamadas, daba por concluido el asunto ¿para qué seguir? No quería herirla, aunque seguramente lo estaba... y él no seguiría torturándose, aceptaría cumplir con su deber, devolvería la honra, el prestigio y recuperaría todo el dinero perdido debido a sus actos pasados.
Bloquear los días en esa isla, a Kagome, a su madre, era algo que simuló creer fue un sueño, porque todo volvió a la "normalidad", a como era antes. Estaba en su lujoso apartamento con espectacular vista, seguía a cargo de las empresas y sus empleados se atemorizaban cuando lo veían, se codeaba nuevamente con la gente más influyente y aristocrática del mundo, volvía a las fiestas y presentaciones pues su presencia era muy bien vista y más aun, con la joven y bella novia que tenía y con la cual ya habían fijado fecha de matrimonio. Para eso faltaban 2 meses más.
Pero ahora estaba aun, tocando con la punta de los dedos el rosario y sintiendo su corazón latir desbocado, sus ojos dorados se centraron en su propio rostro reflejado en el espejo, un sensación de vacío infinito se apoderó de él, de melancolía, tristeza, el nudo amargo y doloroso se hizo presente en su garganta cuando volvió a recordarla, ella, sonriente y llorosa, momentos antes de su despedida.
Inuyasha volteó y su mano se aferró aun más su rosario, como si de pronto, abriera los ojos y se enfrentara a la realidad que estaba escapando. Estaba ahí, vestido de traje, realizando la misma odiosa rutina, codeándose con aquella detestable gente, sonriendo con hipocresía a personas que sabía le envidiaban u odiaban por su poder a tan temprana edad... y fingiendo que sentía algo por su prometida... cuando, sabía, jamás sería así.
Y todo eso tenía que hacerlo por su padre y porque tampoco se perdonaba el ocasionarle un sufrimiento, cuando el anciano había hecho todo por ayudarlo. Remordimiento, culpa, sentido del deber, eso era lo que había dejado que su mente dominara, aplacando su tristeza y frustración por no poder volver y rehacer una vida en Santorini, como había creído.
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Por favor, ámame.
RomanceEscapando de intrigas y problemas que aparentemente no tenían solución, Inuyasha busca el descanso y la libertad en tierras muy lejanas, encontrando allí a la joven que conocía desde la infancia y que ahora cambiaría su vida por completo.