Capítulo 33: Reencuentro

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 33: "Reencuentro"

Jadeó y afirmó la espalda en la pared de una casa abandonada, mientras el viento frío de la costa soplaba anunciando tal vez una tormenta. Miroku resopló una vez más y luego meditó, tratando de analizar bien la situación.

No, algo así no podía ser cierto. Tal vez había otra explicación, Inuyasha... Inuyasha no podría ser el responsable, si lo fuera, era más que obvio que esa pobre sirvienta hubiera aprovechado para asegurar su subsistencia pidiéndole en algo, responsabilidad o dinero, para el hijo que llevaba en su vientre. Lógico.

Miroku no encontró otra mejor explicación ¿Cómo una pobre muchacha como esa, viviendo en aquellas condiciones de limitadas comodidades, trabajando incluso a pesar de su estado, iba a dejar pasar una oportunidad como ésta, la de exigir el mantenimiento de un hombre tan rico como Inuyasha?

Fue entonces que se convenció, que la primera idea que había sacado estaba errada. Sonrió nervioso pero a pesar de ello algo dentro de su cabeza le decía que quizás la idea no era tan errada... quizás...

Kami Sama... esto era demasiado importante para él, para la familia Taisho, para el destino incluso de la empresa en que trabajaba... pero... más que eso, más que cualquier cosa, Inuyasha se iba a casar con una mujer que claramente no amaba y que añoraba cada segundo ésta isla y a la muchacha que vivía en ella, su ex sirvienta.

Confuso, se debatió en qué hacer. Volteó y sintió el viento fresco, casi helado que traía el mar, en su rostro, pero apenas le importó, la preocupación era demasiado grande ahora, qué hacer, decir o no decir... ¿y si se equivocaba? Bien podría ella haber rehecho su vida... ¿y si era de Inuyasha? Quizás destruiría todo un clan familiar y lo más probable es que se ganaría el odio del patriarca, Inu Taisho... ¿Qué hacer? ¿decirlo o no?

Tragó una vez más con fuerza caminando despacio hasta el teleférico que lo llevó nuevamente a la cima de las montañas de Thira. Salió y caminó un par de pasos más, preocupado, a pesar del frio sentía la frente sudada, el estómago contraído por el malestar, como cuando estaba muy nervioso. Se detuvo en seco y volvió a pensar en la muchacha, tan simpática, tan amable, tan aparentemente inocente. E Inuyasha, enamorado como jamás lo había estado antes, sufriendo como un mártir allá lejos, obedeciendo y acatando, más por honor que por deber a su familia...

- Al diablo Inu Taisho...- Masculló, extrayendo su teléfono móvil desde el bolsillo interior de su chaqueta-... mi lealtad es con Inuyasha, no con ese viejo manipulador...

Entonces, en el instante en que iba a presionar un número que lo comunicaría con el móvil de su amigo, su mano de pronto fue fuertemente detenida por otra con fuerza poderosa. Miroku dio un respingo asustado, creyendo que iba a ser asaltado, pero entonces al alzar la mirada, vio, con bastante confusión y luego asombro, a un hombre que él conocía aunque con suerte habían intercambiado un par de saludos en casa de Inu Taisho ¿Qué diablos hacía ahí?

- ¡¿Sesshomaru?!

- No intentes llamar a Inuyasha o lo pagarás muy caro...- Fue su amenaza, con su mirada dorada igual a la de su medio hermano pero en realidad no eran tan iguales, las del frío Taisho eran de un color intenso, cruel y con un brillo demasiado letal, dejándolo helado.

Miroku arrugó de pronto la frente, alzó la barbilla enfrentándolo por primera vez en su vida, su instinto le decía que estaba en verdadero peligro pero aun así no le importó ¿Quién se creía ese frío Taisho para amenazarlo?

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