DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que ésta se modifique o publique en otro lugar.
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Capítulo 22: "Encrucijada"
No podía creer lo que su padre le estaba pidiendo. Lo miraba con sus ojos muy abiertos, la garganta atragantada, el cuerpo entero agarrotado ¿Qué había dicho? ¿casarse? ¿casarse? Pestañeó fuerte, como si intentara despertar de una pesadilla. Y no, al abrir los ojos vio que estaba ahí, en la salita de su padre, con él enfrente mirándolo con cansancio pero en sus labios esbozaba una leve sonrisa, como si la noticia que le estuviera dando fuera buena. ¿Dijo casarse? Tragó fuerte y trató de hilar las ideas que se agolpaban en la cabeza. ¿Casarse? ¿casarse? No... no, eso era... imposible. Cualquier cosa menos eso... menos ahora.
- Pa... padre...- Dijo al fin, al borde de la desesperación y cuando ya fue capaz de que su cerebro hilara las ideas-... padre, no, no quiero casarme ¡no puedo! – Su pecho se agitó demasiado e Inu Taisho se sorprendió de sus palabras.
El anciano arrugó la frente, sin duda, contrariado al principio.
- Pero qué dices muchacho...
Inuyasha tenía el rostro rojo y las venas de su cuello sobresalían ante la tensión, miraba a su padre como si estuviera loco, insano y asqueado ante la propuesta.
- ¿Casarme? – Y negó con la cabeza, esta vez su cuerpo tembló- No... no ¡no lo haré! ¡nunca!
Inu Taisho lo miró pasmado. Sus ojos dorados y ancianos se posaron primero con sorpresa y luego con una furia que acrecentó poco a poco. El muchacho tragó fuerte y se mantuvo en su postura, mientras el anciano, luego de un par de segundos, pareció esforzarse en tranquilizarse, al contrario de Inuyasha.
- Pero... hijo...- Y lo miró fijamente, como si el muchacho no hubiera entendido la razón del asunto-... esto te sirve para que ya nadie salga con otra mentira como la de Kagura...- Le puso una mano pesada en el hombro-... el enemigo aun esta ahí afuera y tu eres el blanco más débil. Además, como te dije, casándote aseguras el prestigio y la estabilidad de nuestra empresa, los socios volverán a invertir, las acciones subirán...
Inuyasha comenzó a negar otra vez, mientras retrocedía lentamente, parecía haberse vuelto loco.
- No... no... no... no... yo no pudo casarme ¡no puedo!
- ¡¿Pero de qué diablos estas hablando?!- Lo increpó finalmente Inu Taisho, elevando tanto la voz que todo se estremeció. Inuyasha se paralizó. Su padre ahora podía lucir cansado, débil y anciano, pero él recordaba como era en su juventud, por algo era lo que era, un hombre poderoso, temido y envidiado por muchos. Inu Taisho era fuerte, decidido, calculaba todo de forma fría y exacta, cuando se disgustaba utilizaba esa voz gruesa y temible que estremecía a todos, sus ojos dorados se agrandaban, como ahora lo estaban, parecían echar chispas de pura rabia.- ¿Cómo que no te casas? ¿Qué significa eso de que no puedes?- Agregó, dando un paso a él.
Respiró fuertemente, las aletas de su nariz se expandían y contraían, el aire salía caliente de sus fosas nasales, los ojos seguían fijos en el muchacho, demandantes, letales, el cuerpo imponente y robusto se había erguido, haciendo sentir de pronto a Inuyasha como un niño de 12 años. Y el joven tuvo temor, temor como en esos años, sintiéndose disminuido y avergonzado, pero no era el niño de antes, era un hombre, él sabía lo que debía hacer con su vida. Así que alzó la barbilla y se enfrentó a la mirada siniestra y atemorizante de su padre.
- No puedo- Afirmó con la voz muy ronca, tragando apenas.- No me casaré con alguien que no conozco ni quiero. No... no lo haré.
Inu Taisho tenía los ojos muy abiertos, sin duda estaba horrorizado por la respuesta de su hijo, se mantenía quieto eso sí, pero estaba tenso, demasiado y las venas comenzaban a sobresalir de su frente y el cuello. Finalmente habló, respirando a pausas, como si estuviera conteniendo estoicamente todo el volcán que tenía dentro y que sólo quería estallar.
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Por favor, ámame.
RomanceEscapando de intrigas y problemas que aparentemente no tenían solución, Inuyasha busca el descanso y la libertad en tierras muy lejanas, encontrando allí a la joven que conocía desde la infancia y que ahora cambiaría su vida por completo.