Capítulo 31: Tratando de Vivir

396 45 3
                                    

DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que ésta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 31: "Tratando de Vivir"

Su rostro pálido como la luz de la luna, las mejillas increíblemente encendidas, igual como cuando ella era pequeña, sus labios temblaban y se movían queriendo decir algo pero finalmente no moduló nada... y sus ojos, sus ojos castaños, achocolatados como la arena volcánica de las playas de la isla, inundados en lágrimas, que reflejaban un intenso dolor que jamás, jamás olvidaría.

¿Por qué? ¿por qué? se suponía que Kagome se casaría con Kouga, que deseaba liberarse de él ¿entonces porqué sufría tanto? Su dolor le dolía a él como si fuera el propio. Pero la expresión de su mirada era muy distinta a lo que decían sus palabras.

- ¡No te amo!- Gritó la muchacha.

Y aquellas palabras, hirientes, desgarradoras, no podían ser verdad. No. Eso había sido una mentira... ¿pero por qué? ¿por qué anulaba toda posibilidad entre ellos al decir que eso y que se casaba con Kouga?

No quería aceptarlo, pero debía hacerlo. Era obvio que Kagome prefería olvidarlo ya que él iba a casarse. Por supuesto jamás aceptaría la deshonrosa propuesta, la descabellada propuesta de seguir con la relación a pesar de que ya no sería libre... al menos bajo las leyes.

Inuyasha había enloquecido. Cierto. Imaginarla sin él lo había hecho perder el raciocinio, la cordura, la moral, todo. La hubiera obligado a permanecer a su lado en la condición que fuera, sólo para no perderla.

El hombre apretó los labios y pudo sentir que sus ojos se llenaban de lágrimas que hacía mucho reprimía ¿qué podía hacer? Volvía a sentirse entre la espada y la pared. Casi podía imaginar sus días en el gris Tokio viviendo la vida que ahora detestaba y casado con una mujer a la cual no amaba. ¡Oh! ¡Kami! Si no hubiera sido aquel que se creía dueño del mundo, si no hubiera sido tan banal, orgulloso, frío, calculador, jamás hubiera conocido a Kagura, jamás se hubiera involucrado en un lío escabroso y sin salida, llevándolo a la destrucción de su vida.

Su vida ¿Qué era su vida ahora? Ya no tenía sentido nada, nada.

- ¿Vas a contarme ahora lo que pasa con Kagome?

Kagome. Su nombre alteró sus sentidos volviéndolo a la realidad en que estaba ahora. Volvía a sentir el corazón latir vivo dentro de su pecho, a experimentar aquellas emociones placenteras en su cuerpo entero tan sólo con escuchar el nombre de ella. Volvió el rostro sorprendido hasta su madre y supo por su expresión seria que la mujer sabía más de lo que aparentaba.

Se sonrojó turbado y para no involucrarla, hizo un típico "Feh" a modo de expresar algo sin importancia mientras ladeaba el rostro y se cruzaba de brazos.

- ¿De qué habla?

- Sé perfectamente que aquella discusión con Kagome no es por un simple capricho tuyo para que me acompañe.

Inuyasha esbozó una mueca mientras mantenía la vista fija en la carretera atiborrada de automóviles, camionetas, motocicletas, esperando pacientemente avanzar ya que se encontraban en la hora de más tráfico. Tragó con fuerza mientras intentaba no ceder ante la insistencia de su madre. Sentía que ella lo observaba fijamente, esperando una respuesta, trató de mantenerse tranquilo, indiferente, sin embargo la mirada parecía escocerle el cuerpo, se movió inquieto en el asiento apretando los labios, aun así la sensación de ser observado por su progenitora de esa manera lo estaba haciendo perder la paciencia, finalmente volteó el rostro y la enfrentó.

Por favor, ámame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora