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CHASE HUDSON

La última vez que hablé con Charli fue ayer en la noche, puesto que cuando regresé a la habitación, ella ya estaba dormida.

Hoy desperté temprano, cerca de las ocho de la mañana. Ahora serán las diez y al fin decido levantarme sin despertar a Charli para que pueda descansar.

Me pongo un traje color crema y salgo de la habitación, no sin antes besar la frente de Charli que sigue en un profundo sueño.

Al salir, la primera persona que encuentro es a Kimberly, que me saluda alegre.

—Oh, buen día, Kim.

—Igualmente, Chase. ¿Charli sigue durmiendo? —asentí y seguí mi recorrido por el palacio.

Paro en seco cuando noto que la habitación repleta de cosas —vestidos y demás— para Charli está abierta. Asomo un poco la cabeza, y me encuentro a Marie rebuscando entre los corsé de distintos colores.

—¿Buen día? ¿Se siguen usando los corsés aquí? —enarco una ceja.

—Así es, Chase. Y si, sé lo que te estás preguntando —arrugo las cejas—, es para Charli.

La miro atónito.

—Deberá usarlo por un tiempo, por lo menos un mes. Ahora que están oficialmente comprometidos, todo el mundo estará con los ojos sobre la chica misteriosa que se convertirá en la reina de Gardenia.

—Ella va a odiarte —río—, Charli hará lo que sea para no ponerse eso.

—¿Ponerme qué cosa? —me doy media vuelta, encontrándome con Charli que a duras penas abre los ojos, sigue adormilada. Su mirada se desvió a lo que Marie sostenía en sus manos— Ah, no. Ni loca me pongo eso, ¡no podría ni respirar!

***

—¿Por qué no hablas? —la miro.

—Estoy intentando asimilar que tengo puesto un estúpido corsé.

Después de un gran debate, donde claramente Charli salió perdiendo, Marie le puso el corsé a Char. Ahora viste un vestido verde que le llega más abajo de las rodillas.

Suspiro.

—Hoy debemos salir, a donde sea. Los periodistas ahora estarán aún más pendientes de nosotros, así que debemos mostrarnos en los periódicos. ¿Alguna idea de adonde ir?

Hace una mueca que me indica que está pensando. Se sienta en la orilla de la cama con los brazos cruzados.

—Podríamos ir a conocer a los niños del orfanato —propone—, una visita real les encantará.

—Es una buena idea —concuerdo—, entonces vamos. Louis nos estaba esperando afuera en la limusina de todas formas.

Me parece un lindo gesto ir a ver a los niños, para ellos debe ser duro prepararse cada día para recibir la noticia de que han sido adoptados o de que se quedarán ahí un día más.

Al llegar, el lugar era bastante grande. El orfanato se dividía en cuatro secciones; niños de cero a tres años, niños de cuatro a nueve años, niños de diez a catorce años, y por último, niños de quince a dieciocho años.

Por hoy, visitaríamos la segunda sección.

—En cada sección hay diez niños —nos informa Amanda, quien se encarga de esta sección.

Charli y yo nos adentramos con la manos entrelazadas. Los niños nos saludaban alegres y saltaban alrededor nuestro.

Mi mirada se va a la ventana del fondo donde se encuentra una niña mirando hacia afuera, y a simple vista, luce mayor.

Crown | Chase y CharliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora