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CHARLI DAMELIO

—¡Charli —los gritos de mi madre hacen abra los ojos, estirándome en lo largo de mi cama—, despierta!

—¿Qué pasa, mamá?

Veo la hora en el reloj sobre mi mesita de luz, no sin antes ponerme mis lentes, claro. 08:13a.m.

La veo asomarse por mi habitación.

—Debes ir con Marie, hoy no asistirás al colegio.

—¿Por qué? Ayer estuve bien.

—No lo sé, no me dijeron nada. Pero te están esperando afuera, dijeron que hoy podrías ir con la ropa que quieras, pero con tacones, supongo que tú ya sabes el por qué... —me sonrió.

Cerré los ojos, suspirando.

—Está bien, ya voy.

Opté por ponerme algo cómodo. Unos jeans elasticados que eran medianamente anchos, un poco rotos en las rodillas, junto a una polera ancha negra. Y claramente, no podían faltar, los benditos tacones negros que hacían que mis pies se sintieran muertos al final del día.

Salí rápidamente de casa, a Louis no le gusta esperar.

Como siempre, se encontraba parado, esperándome para abrir la puerta. Cuando ambos estábamos ya en la limusina, pregunté.

—¿Qué es tan importante para faltar a la escuela?

—Usted tendrá que descubrirlo cuando lleguemos. Serán horas de trabajo, es por esto que he venido temprano, señorita.

—¿De verdad me dejarás con la intriga? -él asintió con una sonrisa- Acabas de traicionarme, Lou.

Ambos reímos.

Durante el trayecto seguimos conversando. A primera vista, Louis parece una persona seria e introvertida, pero la verdad es bastante gracioso. Al llegar al palacio, tomé una bocanada antes de bajar de la limusina.

—Dentro está esperándola la señorita Marie. Nos vemos más tarde.

—Nos vemos, Lou.

Al entrar, no sólo vi a Marie, si no que estaba acompañada de un hombre junto a dos mujeres más.

Fruncí el ceño.

—¿Hola?

—¡Charli, buen día! Te presento a Marcelo y a sus asistentes.

Al ver que ninguno aceptaría un beso en la mejilla, me conformé con un asentimiento de cabeza.

Miré a cada una de las personas frente mío.

—Y... ¿Esto qué tiene que ver conmigo?

—Marcelo es nuestro peluquero. Él junto a las estilistas te harán un cambio de look. Si gustas, puedes tintarte el cabello. Mientras no sea algo muy invasivo, está bien.

Me obligué a sonreír.

—¿Entonces esta era la sorpresa? —ella asiente, mientras que yo finjo una falsa emoción.

—Te dejo a manos de Marcelo, querida.

Antes de empezar todo el procedimiento, me sacaron unas fotos, supongo que para el antes y el después. Decidí pintar mi cabello de rosa, era algo atrevido, pero ya qué.

—Está bien. Siéntate por aquí.

Al intentar sentarme, me di la vuelta y por accidente tiré una paleta de sombras. Asustada, miro el desastroso resultado en el piso.

Crown | Chase y CharliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora