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Chase me miró fijamente durante unos segundos.

—¡Di algo, maldita sea! —exijo.

—¿Es cierto lo que acabas de decir, Charli? —se acerca lentamente hacia mí y yo tengo que subir la cabeza para mirarlo debido a su altura.

—Nunca había estado tan segura de algo —bufé.

Bajó su mirada a mis labios, lo que tomé como mi señal así que sin más, me puse de puntillas y lo besé.

Al separarnos juntamos nuestras frentes por un par de segundos. Chase fue el primero en separarse para besarme la frente y abrazarme.

—Tengo una sorpresa para ti, espero que te guste.

Pasó un brazo por mi espalda y otro por detrás de mis rodillas, y cargándome como a una princesa me llevó a la habitación. En el camino hacia esta no hice más que observar cada rincón de su rostro, cada mueca, cada mínima expresión. Al llegar al cuarto, volvió a depositarme en el piso y me tapó los ojos con sus manos.

—¿Vas a secuestrarme por confesar mis sentimientos? —bromeé.

Chase se mantuvo en silencio. Me hizo avanzar a lo que supuse era el closet, después de todo, ya me conocía la habitación de memoria.

—Lo más probable es que quieras gritarme e insultarme en todos los idiomas posibles luego de que te diga lo que te diré, pero, te mereces esto.

Destapó mis ojos, dejándome entre ver mi túnica azul y mi gorro de graduación colgados al final del closet.

—¿Por qué están estas cosas aquí? Sabes que no podré asistir, Chase.

—Si si, porque la boda es el mismo día y bla bla bla —me sonríe maliciosamente—. Y es por lo mismo que la boda se ha postergado al día siguiente de tu graduación.

Me le quedo mirando en silencio.

¿Escuché bien?

¡Si, tonta! ¡Irás a la graduación!

Me quedo unos segundos asimilándolo, pero al fin y al cabo me abalanzo sobre él para abrazarlo. ¿Había pospuesto la boda por mí?

Me separo ligeramente de él y deposito un beso corto en sus labios.

—¿Tus padres saben sobre esto? No sé si estén muy de acuerdo con posponer la boda.

—Por supuesto —pego un salto al escuchar la voz de Charlotte detrás nuestra—, Chase nos ha contado la situación.

Sonrojada al ser consciente de que los reyes han visto mi demostración de cariño, me separo de Chase.

—De verdad, no sé cómo agradecerles todo lo que han hecho por mí. Infinitas gracias.

—Mientras no me dejes plantado en el altar, todo bien —bromeó Chase.

Los cuatro reímos.

—Charli, querida —mi suegra llama mi atención—, tu amiga Andrea ha venido a verte, ha dicho que te sentías mal.

Frunzo el ceño. ¿No era ella la que estaba enferma?

—Gracias de nuevo, les estoy muy agradecida con todo.

—No te preocupes —habló el rey—, después de todo, pronto serás parte de la familia.

Asentí. Salí de la habitación para ir a buscar a Andrea, que se encontraba sentada en uno de los sofá del salón.

—Andrea —la miro preocupada—, ¿ya te sientes mejor?

Arruga las cejas.

—¿No debería ser yo la que te pregunte eso? ¿No eras tú quien estaba con náuseas y por eso cancelaste la pijamada?

Crown | Chase y CharliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora