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Pasados unos minutos en la limusina, sentí la tensión en el ambiente. Los Hudson nos miraban a Chase y a mí fijamente. Sabía que iban a pedirnos algo.

—Charli —Charlotte empezó—, querida.

Tragué saliva.

—¿Si?

—Nos gustaría hacerte una propuesta que espero aceptes —asentí—. A mí y a Will nos gustaría que te mudaras con nosotros.

Chase y yo abrimos los ojos como platos.

—Es correcto —apoya su esposo—. Tendrán una habitación para ustedes, después de todo, en la cena se veían bastante cercanos.

—Eso fue sólo porque usted nos pidió fingir ser pareja —hablé bajo, a la defensiva.

—Lo sé, pero, ¿alguna vez no han pensado darse una oportunidad? Su beso tuvo potencial. No se vió fingido.

Ajá.

Me trago mis palabras. La verdad no osaré en faltarles el respeto a los reyes.

—Con una condición —sonreí para mis adentros ante mi ocurrencia.

—Te escucho.

—Llevaré a mi gato.

—Está bien, no tenemos problema con eso —respondió la reina.

¡Se suponía que diría que no! Hablamos de esto con Chase antes, la excusa sería mi gato, ya que según él a sus padres les disgustaban los animales.

—Entonces, mañana después de la escuela iremos a buscar tus cosas. Aunque no creo que lleves mucho, tienes las cosas necesarias en el palacio.

Y ahí es cuando caí en cuenta de todo lo que mudarme conllevaba.

Dormiría con Chase, comería, compartiría baño y pasaría mi día a día con él. Me separaría de mi madre y mi mejor amiga.

Lo único que salva en esta situación es que estaré con Pusheen, mi gato.

Al llegar a casa, me despedí y bajé de la limusina. No me sorprendió que Chase lo hiciera también.

—Me parece que nuestro plan no funcionó —sonrió.

—Me dijiste que no les gustaban los animales, lo intenté —me encogí de hombros.

—Prepárate para mañana.

Adquirí una posición más seria al escuchar su tono.

—¿De qué hablas?

—Desde mañana en adelante, si eres la elegida —rodó los ojos ante las palabras que tuvo que utilizar—, tendrás a Scarlett ahí, atormentando cada minuto. Buscará sacarte de tus casillas.

Le hice un gesto quitándole importancia. Me abracé a mi misma cuando un poco de viento se levantó.

—Está bien.

—¿Debería preocuparme tu tranquilidad por el tema? ¿Conoces a Scarlett Montero?

Reí secamente.

—¿Conoces a Charli Damelio? —sonrió débilmente.

Me abrazó exageradamente para despedirse de mí.

—¡Ya nos veremos, mi amor!

Carcajee.

—¡Adiós, mi vida!

Al fin había entrado a casa, librándome del frío de la noche.

Ahora viene lo complicado, decirle a mi madre que me mudaría con mi compañero de la escuela, y tal vez futuro esposo. Normal.

Crown | Chase y CharliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora