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CHARLI DAMELIO

En dos semanas.

En catorce días exactos es mi cumpleaños, el día donde cumpliré la mayoría de edad. El seis de Noviembre.

Y nueve días después, es mi graduación y mi tan esperada boda —nótese el sarcasmo—, y por defecto, sólo podré asistir a una de ambas; mi boda.

Estoy con Andrea en mi habitación. Ella está colgando de la orilla de la cama boca abajo, mientras que yo estoy frente al espejo intentando ponerme el corsé por mi cuenta.

—Mi humilde opinión, querida amiga, es que hables con la familia Hudson, estoy segurísima de que ellos lo entenderán. Tu sueño ha sido graduarte desde que tenías ocho años.

—No tiene caso que me gradúe —suspiro—. Pronto seré la reina, tendré que mudarme a Gardenia, preocuparme de mi pueblo y de la familia que me exigen que forme con Chase.

—No seas tan negativa, Charls Charls. ¡Por lo menos dile a Charlotte!

—Andrea —la miro a través del espejo—, la conversación caduca aquí, ¿está bien? No quiero hablar más del tema.

Andrea suspira exageradamente, como si se le agotara la paciencia. Decide cambiar el rumbo de la conversación.

—¿Recuerdas a Poe? Ayer me contactó y hablamos un poco.

—¿Poe Williams? ¿Ese Poe de la primaria? —asiente— Lo recuerdo, ¿y qué con eso?

—Quiere reencontrarse con nosotras —hace una pausa—, bueno, más contigo que conmigo, pero me entiendes.

Y bueno, últimamente estoy tomando decisiones un tantito impulsivas, por lo que no me sorprende lo que digo a continuación.

—Esta tarde tengo libre, dile que puede quedar con nosotras en un café.

(...)

—¿Y si esto fue una mala idea? —pregunto a mi amiga con la voz temblorosa.

—Tranquila, sólo estás ansiosa por reencontrarte con tu ex novio.

—¡Fuimos novios por... una semana, y teníamos doce años!

Suspiro cuando estamos frente al café donde nos íbamos a encontrar con Poe. Con Andrea decidimos venir con vestidos negros, gabardinas color beige encima y por último unas gafas negras para no ser reconocidas por los paparazzi.

Abrimos la puerta de vidrio, haciendo sonar la campanilla e indicando a todos los presentes nuestra llegada. Recorro el lugar con la mirada, pero nadie me parece lo suficientemente conocido como para reconocerlo.

—¡Ahí está! —susurra Andrea a mi lado. Nos acercamos a la mesa donde se encuentra Poe que nos sonríe de oreja a oreja.

—¡Chicas, tanto tiempo sin verlas! —su voz ha cambiado, ahora es un poco más grave que desde que tengo memoria—. Están hermosas, ambas. Años sin vernos, Charli, me alegra nuestro reencuentro.

Sonrío de boca cerrada, un poco incómoda.

Le toma la mano a Andrea y la acerca a su boca, besando el dorso. Intento que conmigo sólo sea un apretón de manos, pero aún así besa el dorso de esta, quedándose unos cuantos segundos de más admirando mi anillo de compromiso.

—Felicidades por tu próxima boda —ladeo un poco la cabeza al escucharlo, porque sus palabras no suenan sinceras, si no más bien cínicas.

—Gracias.

Crown | Chase y CharliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora