11. El olvido es salvación

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CAPÍTULO 11

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CAPÍTULO 11

"El olvido es salvación"

El bosque era uno de esos lugares que te traería paz o te infundiría miedo, ojalá las cosas hubieran sido tan simples conmigo. 

Además, desearía no haber tomado la decisión de haber caminado sola por el bosque de noche, pero era demasiado tarde para arrepentirse.

Mi corazón estaba roto y mis pensamientos se mezclaban tanto que creía que estaba a punto de perder la razón. Me compuse, me levanté del suelo y recogí mis cosas, o lo que pensaba que era mío.

Estoy tan enojada conmigo misma en este momento y estoy harta de todo esto.

No presté atención al contenido del bolso, ¿Y por qué iba a hacerlo si, de repente, todo se volvió irrelevante?

Mi familia me había rechazado y nada podía curar mi corazón roto así como así, y especialmente no unos cuantos vestidos.

Y otra vez lo mismo, nudo en la garganta, punzada en el pecho y unas inmensas ganas de llorar.

—¡Amber! ¡Amber!

Levanté la cabeza y miré hacia todos lados, es él, es Luca y me está buscando. ¡Dios, no puedo imaginarme cómo se debe haber sentido cuando se enteró de que no estaba en la cama!

—¡Amber! ¡¿Podés oírme?! ¡Solo seguí mi voz si me escuchas!

Quise hablar, quise gritarle que estaba ahí, que lo necesitaba y contarle lo poco que había recordado. Pero el nudo en mi garganta seguía presente.

Gianluca gritó nuevamente mi nombre y lo escuché todavía más cerca, miré por todos lados de vuelta para poder seguir su voz.

A los pocos segundos se escucharon ramas crujiendo a pocos metros míos y Luca apareció por mi izquierda.

—¡Amber! ¡Oh, gracias a Dios!¡ Estás acá! —sentenció al abrazarme fuertemente.

Yo ni siquiera le devolví el abrazo, estaba sumergida en todo lo que acababa de recordar. Al sentir su aroma, admito que me sentí a salvo, y fue ahí en donde pude desahogarme. 

El nudo en se esfumó y unas inmensas  ganas de llorar y de gritar por la rabia y temor que tenía se presentaron nuevamente, eso fue lo que hice en los brazos del chico. Solo llorar mientras miraba fijamente los copos de nieve caer.

Me tranquilicé después de varios minutos. Me separé de Luca, me sequé las lágrimas que estaban en mis mejillas y por primera vez luego de tanto tiempo estando así, hablé.

—¿Qué haces acá? —me atreví a preguntarle por más de que ya haya pasado un gran rato desde que él apareció.

—¿Me vas a explicar por qué lo hiciste otra vez? —testiculó omitiendo mi pregunta, con una expresión absolutamente disgustatante. Lo miré fijamente y él hizo lo mismo, soltó un suspiro y acto seguido acarició mi mejilla —¿Por qué estás tentando al destino, Amber?

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