Todo cambiará en el momento en el que ella se de cuenta que no recuerda los detalles de su vida. Encontrará nuevos amigos y también el amor... Pero, encontrarse a sí misma será lo más difícil. ¿Quién la ayudará? ¿Un hombre fuerte e independiente o u...
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CAPÍTULO FINAL (36)
"Estar completa"
Hoy, después de tres largos años, puedo decir que esos recuerdos y hechos del pasado ya no me lastiman ni atormentan.
Porque esta vida a veces es una sinfonía tan agridulce, llena de muchos sueños rotos y verdades que duelen.
Sólo quedan recuerdos de lo que un día fui, cicatrices dentro y fuera de mí y un amor que no se pudo lograr al cien por ciento.
Concentrada en ser una mujer realizada, independiente y sobre todo feliz. Comprendí que las cosas por algo pasan y que si la vida te tira, vos decidís si levantarte o no.
Yo decidí levantarme, y con mucho orgullo digo que si tuve ayuda para hacerlo. Con mucho deseo y aprecio, espero que vos también.
No renuncies ni te rindas, todo lo grande toma tiempo...
El quince de noviembre del 2017 nació Giovanni Raints, midiendo cincuenta centímetros y pesando dos kilos con ochenta y cinco gramos, al verlo no pude evitar llorar de felicidad al igual que después lo hizo Nadia.
Los ojos y boca los tiene igual que yo, mientras que la nariz, el pelo y cejas idénticas a Gianluca. Sin duda alguna un niño hermoso con apenas dos años de vida.
Y por eso siempre supe y sabré que Gianluca Raints no se había ido del todo de nuestras vidas.
Te quedaste en mi comida favorita, en mis pasatiempos, porque mucho de lo que soy lo descubrí estando a tu lado.
No te fuiste del todo, estás en las lágrimas, pero también en las risas. Soy quien soy porque estuviste en mi vida y tu huella no la borra ni siquiera el tiempo.
No te fuiste del todo porque elijo recordarte, porque eres y serás sinónimo de alegría en mi vida.
Porque estás presente en él, con sus abrazos, su gestos y sus rasgos idénticos a los tuyos...
Acá estoy, acá estás, acá estamos porque no te fuiste del todo...
Siempre, desde el instante en el que lo vi en la foto al llegar a mi casa, le hice saber quien era su padre, le hice saber cómo era, cómo lo quería, le contaba las cosas que hacía y cuanto me quería y yo lo extrañaba.
Todavía recuerdo aquella vez que le dije que ya no iba a poder ir a verlo en el cementerio, que la próxima vez que vaya va a ser tomada de la mano de su hijo o hija y le dejé en claro cómo eran las cosas.
No habrá olvido porque serás mi hermoso recuerdo, el suspiro que siempre me hará sonreír, la hermosa historia que no esperó un final y se adelantó a la eternidad.
Y había noches durante el último mes de embarazo que lo extrañaba, y mucho, pero ya no lloraba, solo lo recordaba.
No sé qué me duele más, si la tristeza de saber que ya no estás, o la soledad que me recuerda que nunca volverás.
Pero ahora ya no me siento sola, ya me siento completa junto a Giovanni. No sé como explicarlo, pero desde que él llegó a mi vida devolvió todos los colores a sus sitios, de tonos más pasteles, más pacíficos.
Me llenó de alegría, me hizo volver a reír y también volver a llorar cuando por las noches se levantaba llorando y no podía calmarlo al no saber qué le pasaba.
Mi hijo me hizo renacer y sentir lo que sentía antes de diferente manera, y también me hizo sentir tantas cosas nuevas e incomparables...
Hoy él es mi razón de existir, es por lo que me levanto cada día y sigo viviendo felizmente con los buenos y malos recuerdos del pasado.
Y hoy estoy acá de vuelta por dos razones...
Entre con mi hijo en brazos cuando las rejas se abrieron y empecé a caminar lentamente, a la distancia se podían ver las tumbas y el escalofrío era inevitable. Una vez que llegué, empecé a caminar entre ellas buscando una en específico.
Luego de caminar por dos minutos encontré la tumba de Gianluca y sentí una especie de patada en el pecho, pensé que no me afectaría ver la lápida, pero me confundí.
—Acá estoy —solté un suspiro —, cumpliendo la promesa te hice.
Bajé al niño suavemente y agarré su pequeña mano para acercarlo a la lápida, Gio levantó la cabeza y me miró directamente.
—Mamá.
Le sonreí y acaricié su pelo castaño suavemente y empecé a hablar sobre lo feliz que mi hijo me hacía y le agradecí por haberme dejado algo tan especial de él. Debo admitir que en un momento mis ojos se cristalizaron cuando dije que hubiera sido muy lindo criarlo juntos, pero no lloré.
Al terminar de hablar solo me quedé en silencio mirando a mi alrededor y contemplando a mi hijo jugar con las rosas que le llevamos a su padre, las agarré con cuidado y me agaché un poco para ponerlas al lado de la lápida.
Justo en ese momento escuché una voz y creí haber alucinado...
—Amber —me llamó el chico de ojos oscuros.
Me levanté inmediatamente y me di media vuelta para ver si en realidad era él, y lo confirmé cuando nuestras miradas chocaron instantáneamente.
De eso se trata, de coincidir con alguien que te haga ver cosas que vos no ves. Que te enseñe a mirar con otros ojos.
Estaba ahí parado con una remera negra y un pantalón azul francia, lucía muy apuesto con ese semblante oscuro que a la vez transmite tanta paz.
Que placer da a veces el simple hecho de coincidir, sin importar las circunstancias o sin importar que pase.
Simplemente estar ahí. Mismo lugar, mismo tiempo, mirándonos fijamente.
Que bonito fue siempre coincidir con él...
—Hola, preciosa.
《Amnesia》
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