30. La última pieza del rompecabezas

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CAPÍTULO 30

"La última pieza del rompecabezas"


NARRADOR OMNISCIENTE

—¡Vamos, Am, apurate! —gritó Gianluca llamando a su novia, justo parado en el primer escalón de las escaleras.

Enero, un mes tranquilo y vacaciones de verano; era justamente eso para lo que Amber estaba empacando, para unas vacaciones lejos del trabajo, la rutina y para pasar tiempo con su cuñados y sobrino.

—¡Ya voy! —le respondió ella guardando las últimas prendas en la valija.

Resulta que estaba agregando más ropa al equipaje porque había organizado todo en la compañía para tener más tiempo de vacaciones y quedarse en el pueblo de la montaña más días.

Lolo que se encontraba al lado de Luca empezó a ladrar llamando a Amber, como si entendiera lo que el chico a su lado le decía a su novia.

—En esta vida hay que aprender a ser paciente, Lolo. Y más con una persona tan pacífica como ella —le dijo Gianluca al perro y este le respondió con otro ladrido.

Amber apareció en las escaleras y empezó a bajar los escalones con la valija, inmediatamente Gianluca se dio cuenta y habló.

—No, quédate ahí yo la bajo —dijo ya subiendo el cuarto escalón.

Al llegar la chica le dió un corto beso en los labios y él le sonrió.

—Siempre tan atento.


AMBER

Tan pronto como llegamos al pueblo de montaña, corrí a la pastelería de Nadia Nadia porque quería hablar a solas con ella. Cuando entré un dulce aroma a galletas recién hechas me recibió y al instante me sentí abrumada por la nostalgia.

—Vamos, Lolo, entra, cariño —le murmuré al perro que todavía seguía del otro lado de la puerta.

El perro empezó a mover la cola por milésima vez y entró muy contento olfateando el lugar.

—¡Amber!

Miré hacía la esquina y vi a Nadia con su brillante sonrisa, tan espléndida como siempre, ella se acercó y me abrazó fuertemente.

—¡Tanto tiempo! —murmuré con una sonrisa de boca cerrada a su oído.

—¡Te extrañé tanto! —chilló al separarse de mí —¡Pensé que nunca más te iba a volver a ver!

—Yo también pensé lo mismo, te ves hermosa y tu pastelería también. Me alegro mucho de que hayas cumplido una de tus metas.

Observaba el lugar sorprendida, no podía creer que algo que yo también había soñado se haya vuelto realidad; ella había decorado la pastelería tan y como la había visto en mi sueño.

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