20. El hogar es donde está tu corazón

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CAPÍTULO 20

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CAPÍTULO 20

"El hogar es donde está tu corazón"

Era una hermosa mañana salir, los locales ya estaban haciendo sus recados y saludando a sus vecinos con una sonrisa. El clima cálido nos estaba atrayendo, y estábamos encantados de estar afuera.

—Cada día te ves más espléndida —murmuró a mi oído.

Eso me hizo estremecer, solo reí nerviosa, Gianluca se refería a mi ropa de verano. Digamos que esa era mi estación favorita y tenía los mejores outfits para la ocasión.

—¿Sabes cuánto tiempo llevamos acá? —preguntó luego de unos segundos.

—¿Cuatro días?

Rió y yo le di la correa para que sostuviera al cachorro, mientras observaba todos los negocios.

—Una semana… —dejó de mirarme para enfocar su vista en el paisaje —¿Vos crees que deberíamos volver?

Solté un suspiro y miré a donde él miraba, era totalmente hermoso, pero por lo menos por ahora no era nuestra vida.

—Deberíamos. —murmuré.

Al pasar los minutos llegamos al final del pueblo y nos sentamos bajo un árbol, estuvimos varios minutos en silencio hasta que Luca habló.

—¿Por qué no quedarnos acá? Un lugar en donde no hay problemas ni complicaciones.

—Porque tengo que estar ahí para defenderme en caso de que Lila quiera llevar el caso a un abogado.

Gianluca chequeo la lengua, y miró para otro lado, estaba enfadado y se sentía atascado.

—Pero eres inocente a todo esto, Amber, sabes perfectamente que este debe ser un plan de ella para quitártelo todo.

Me paré muy nerviosa e impaciente, no quería tocar el tema, no ese momento en el que la estaba pasando bien.

Por favor, no sigas, no quiero arruinarlo todo.

Mi novio me imitó y me persiguió con el cachorro en brazos, explicar que no estaba segura de nada era algo muy complicado en estas circunstancias.

—Amber, yo tampoco quiero tocar el tema, pero si no lo hacemos ahora, ¿cuándo?

—Es que no hay tema si ni siquiera lo sé —dije luego de voltearme y volverme a encontrar con él.

—Sabes perfectamente como todo sucedió, que lo estés evitando es una cosa totalmente diferente.

—¡No lo recuerdo todo! —grité frustrada y él paró sus pasos, quedando a una distancia muy prudente. —¡No recuerdo si firmé algo que no debía, no recuerdo si hice algo ilegal y mucho menos recuerdo que hice para merecerme todo esto!

La distancia de un metro hizo que grite y sobre todo que por lo menos soltara un poco de toda la abrumación que tenía, no iba a llorar, eso ya no valía la pena. Pero si me iba a desquitar de todas las formas posibles que pudiera.

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