Prólogo: Nube de sospechas

107 23 0
                                    

 PRÓLOGO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 PRÓLOGO

"Nube de sospechas"

Hay un momento en la vida de todos en el que queremos huir del mundo en el que vivimos, de conocerlo demasiado bien. Solía despertarme con esa sensación todas las mañanas. A medida que pasaba el día, mi estado de ánimo cambiaba y me quedaba dormida sintiéndome serena y agradecida por lo que tenía en ese momento.

Sin embargo, el sol volvería a salir, pero en vez de calientes rayos de sol y buen humor, una nube de sospechas colgaba sobre mi cabeza, haciéndome sentir temerosa de la incertidumbre y haciéndome sentir que no pertenecía ahí.

Los recuerdos son como sueños, se desvanecen con el tiempo y la línea entre ellos se convierte en un hilo delgado que puede romperse fácilmente. En mi caso, no había recuerdos del pasado ni sueños, solo una voz que me decía que corriera.

Unas semanas antes...

Varios rayos de sol rompieron las copas de los árboles y me calentaron la cara.

Abrí los ojos y vi grandes copos de nieve caer lentamente sobre mí. Traté de ponerme de pie, pero un fuerte dolor en la cabeza me detuvo.

Argh... ¡Me duele!

Unos minutos más tarde me di cuenta del ambiente en el que me encontraba. ¿Cómo llegué acá?

—¡Ayuda! —Empecé a gritar —¡¿Alguien puede oírme?!

Tengo que levantarme y encontrar una forma de volver. Me agarré del árbol de mi lado y me levanté. Sin embargo, los movimientos repentinos me causaban fuertes mareos y cerraba los ojos instintivamente.

—Tengo que... No puedo quedarme aquí. Tengo que encontrar ayuda —me avise viendo todos los enormes árboles

Lentamente me movía de un árbol a otro tratando de notar cualquier pista que me ayudara a encontrar la salida del bosque.

¿Qué estoy haciendo? ¿Y si voy cada vez más profundo en el bosque? ¿Y sí nadie me encuentra?

—¡Ayuda! —grité nuevamente.

Escuché atentamente, pero no hubo respuesta. El único sonido que podía oír era El Fuerte latido de mi corazón, Sabía que el miedo era mi mayor enemigo en tales situaciones, así que me di tiempo para calmarme.

—Voy a estar bien... —me dije a mí misma.

Un nudo en mi garganta se presentó, y por culpa de la angustia las ganas de llorar no me faltaron.

Esperaba oír a alguien decir mi nombre y buscarme, pero entonces me di cuenta...

Mi nombre... ¡¿Cuál es mi nombre?! Mi nombre... ¡¿Quién soy yo?! ¡No recuerdo mi nombre! ¡Argh! ¡Maldición! ¡Esto no puede ser real!

AMNESIA ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora