15. La verdad

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CAPÍTULO 15

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CAPÍTULO 15

"La verdad"

Se sentó frente a mi y sirvió algunas bebidas, le dijo a su asistente que estaba ocupado y que no quería ser molestado sin excepción, ni siquiera Lila. Y entonces comenzó a contarme sobre la cena a la que todos fuimos: mi padre, Lila, Nilsson y yo.

Mi padre me regañó por gastar mucho dinero, y yo me estaba defendiendo ferozmente, diciéndole que nuestra compañía estaba ganando suficiente dinero. Lila estaba echando gasolina al fuego diciendo que yo estaba a cargo de los libros y que debía prestar atención a mi trabajo.

—Te levantaste y te fuiste después de esa pelea. —continuó explicándome, Nils —Vi tu mensaje al día siguiente, decías que nos dejabas y que empezabas una nueva vida lejos de todos nosotros.

Fruncí el ceño, sorprendida, nunca me había creído capaz de algo así.

—Vos me conoces, sabes que no sería capaz de hacer algo así.

—Las cosas entre nosotros no andaban muy bien últimamente y supuse que ni siquiera quisiste que lo arreglaramos.

Muy sorprendida por todo y confundida, trataba de recordar aunque sea un pequeño fragmento de ese día, pero nada salía a la luz.

Me siento una completa estúpida sin poder recordarlo.

—Ojalá pudiera confirmar o negar lo que estás diciendo, pero... es muy difícil decir que es la verdad.

Nilsson me dio una sonrisa triste y de boca cerrada, se impulsó hacia delante y me miró fijamente.

—Estaba muy lastimado y molesto porque te fuiste así. —hizo una pausa y vi su mandíbula tensarse —Hasta llegué a pensar que te enamoraste de otro.

Mi respiración desapareció y los nervios me invadieron, recordé todos los besos de Gian y sus toques aquella noche, si no me había entregado a él fue por respeto a Nilsson y por mi dignidad. Pero ahora no me cabía duda que las cosas tendrían que haber surgido de otra forma.

—Sí, como vos encontraste a otra.

Se terminó su bebida y se sirvió otra, se ofreció a llenar nuevamente mi vaso pero yo no quería... Solo tenía una oportunidad de descubrir la verdad y necesitaba mantenerme alerta.

—¿Cómo es que mi padre terminó en la cárcel y cómo es que yo soy la razón principal de eso?

Y de nuevo esa sonrisa siniestra, que a veces me aterraba y hasta me causaba angustia.

—Por qué lo eres, Amber —una punzada hundió mi pecho —Es tu culpa, pero tu padre no podía dejar que tengas antecedentes penales. Dijo frente a la corte que algunos documentos tenían tu firma bajo sus órdenes.

—¿Estás hablando de los recibos? ¡Pero si estaban en perfecto estado!

No podía creer que todo esto sea una injusticia, esos papeles estaban en perfecto estado, recordé perfectamente cuando me decían que todo estaba bien.

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