Todo cambiará en el momento en el que ella se de cuenta que no recuerda los detalles de su vida. Encontrará nuevos amigos y también el amor... Pero, encontrarse a sí misma será lo más difícil. ¿Quién la ayudará? ¿Un hombre fuerte e independiente o u...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO 7
"Puentes rotos"
Bruno cruzó sus manos y nos miró como si estuviera poniendo a prueba nuestra paciencia. Y Luca estaba a punto de perderla al igual que yo.
—Amber, siento no haberte dicho esto antes, pero hay una forma de contactarse con la policía. Hay una torre de antena en una colina cercana, no muy lejos de acá.
—Sabes que la antena no funciona con este clima... —lo interrumpió Gianluca —Y que en realidad, nunca funcionó bien.
Me quedé tildada un momento...
—¿Vos sabías de esto y nunca me dijiste nada?
Gianluca me miró y después agachó la cabeza.
—Y vos también —le dije a Bruno y lo empujé con mi mano —¡¿Por qué esperaron hasta ahora?!
Angustia.
Pérdida de dignidad.
Vergüenza.
Y traición.
Era todo lo que sentía ahora mismo, ¿Por qué me habían mentido?
—Lo siento mucho, Amber. —fue lo único que logró testicular Bruno.
Es que yo ya no sabía qué pensar.
No sabía si gritar o reírme porque me habían visto la cara de estúpida.
—No vuelvo a esperar nada más —sentencié con la dignidad en el subsuelo —O al menos de ustedes dos.
Ahora fue Bruno el que me miró indignado, mientras que Luca levantó la cabeza y pude ver un rasgo de tristeza en sus ojos.
Luego volteó su vista hacia Bruno y todo su gesto de tristeza se transformó en algo que no pude descifrar.
—¿Ves las condiciones ahora, Bruno?—le preguntó enfadado mientras lo fulminaba con la mirada.
—Es tu culpa tanto como la mía —soltó de la misma forma —De alguna forma, yo intenté ayudar.
Las palabras de Bruno enfurecieron a Luca tanto que su ira podía sentirse en el aire.
Me quedé parada inmóvil, esperando lo inevitable...
Gianluca estaba a punto de cometer un error inevitable...
No decidí meterme más en esto, no para después salir con menos dignidad. Dejé que resolvieran solos y por su cuenta sus problemas.
—¡¿Qué estás diciendo, Bruno?!
—¡No hiciste nada, Gianluca!. ¡Ninguno de los dos lo hizo. Solo te sientas y esperas que llegue la primavera!
Solo me quedé a un lado viendo como se gritaban uno al otro. Parecía que Luca se estaba tomando con calma las críticas de Bruno. Sin embargo, estaba hirviendo por dentro.
