2. Dolor y tristeza

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CAPÍTULO 2

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CAPÍTULO 2

"Dolor y tristeza"

A la mañana siguiente...

—¡Despierta Dormilona! ¡Buenos días! —escucho la voz de Nadia golpeándome suavemente con la almohada.

Abrí los ojos nuevamente y vi el reflejo de la chica, una vez que me los refregué la pude ver bien.

—¡Buenos días, Nadia! ¿Cómo puedo compensarte por todo? —le pregunto con una sonrisa de boca cerrada.

Ella sonríe al igual que yo y deja la almohada en su lugar.

—¿Sabes qué? Hoy me vas a hacer compañía. Tengo que hacer compras y siempre es muy aburrido si es sola o con mi hermano.

—¿Tu hermano? —le pregunto con el ceño fruncido.

—Sí, Gianluca... —me quedo en silencio analizando lo que acababa de decir la chica —Ay por favor decime que lo recodas... —dice con los ojos bien abiertos.

Un gesto de alivio recorrió mi cuerpo al saber que era solo la hermana de Gian.

¡Ay, dios!

¿Qué estoy pensando?

—Sí, claro que lo recuerdo... es solo que no sabía que él era tu hermano —aclaro levantándome de la cama.

Me acerqué hacia la ventana para observar afuera, no se porqué pero adoraba hacerlo.

Este lugar me transmite paz, cosa que creo que nunca tuve al cien por ciento, ya que de alguna manera siento que esta sensación es nueva en mí.

—Oh, sí, lo olvidé. Perdóneme... ah, y otra cosa. —hizo una pausa —El doctor Bruno te prescribió una terapia y dijo que tenés que tomar la medicina regularmente.

Me dí la media vuelta y le sonreí.

—Por supuesto, la voy a tomar regularmente...

—Amber, por favor hacéle caso a Bruno.

Obvio que le iba a hacer caso; Pero, ¿por qué me lo pedía?

Más allá de que querían que me recupere, por supuesto.

—Oh, sí no te preocupes, ¿dijo algo más?

—Dijo que necesitabas aire fresco, despejarte, etcétera...

De alguna forma, la información de la chica me dio mucha tranquilidad. Hace días que no salía afuera.

—No se diga más. Ya me siento muchísimo mejor —le digo con una sonrisa.

Nadia tomó mi mano y me llevó a la sala de estar. Vimos a Gianluca ahí. Estaba sentado en un sofá, frente a la chimenea leyendo un libro. En cuanto nos vio dejo el libro y nos saludó con una sonrisa.

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