5. Buscando la verdad

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CAPÍTULO 5

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CAPÍTULO 5

"Buscando la verdad"

Me paré frente al espejo de la habitación doscientos cinco, cuando vi el número en la puerta del hotel recordé cómo mi mano abrió la misma puerta que acababa de abrir hace unos minutos.

Recordé perfectamente cómo mis uñas color negras chocaron con la manija redonda de la puerta, también pude ver que llevaba el vestido rojo. Si, el mismo que tenía puesto en el recuerdo frente al espejo.

Luca puso su mano sobre mi hombro y murmuró:

—¿Segura que querés seguir con esto?

—Tengo que hacerlo.

El chico soltó un suspiro y negó lentamente con la cabeza.

Bajó la mano de mi hombro, pero se quedó parado atrás mío.

—¿Esta es la habitación?

Ahora fui yo la que exhalé.

¿Por qué tenía que hacerme tantas preguntas?

Cómo si yo supiera las respuestas.

Me miré al espejo, todavía haciéndolo saqué la llave del bolsillo delantero de mi pantalón y la apreté con fuerzas.

—Sí —aclaré antes de pensar que lo iba a decir, levanté mi mano con la llave lentamente y la apoyé en el tocador del baño —Yo la dejé justamente acá y después saqué el labial de la cartera.

Esta vez Gianluca agarró mi brazo suavemente. Tratando de ignorar su gesto, me seguí mirando en el espejo sucio fijamente.

Se habían llevado absolutamente todo de acá, siendo la excepción los muebles que menos contaban.

—Debemos irnos ya, Amber. Esto te está poniendo mal —se acercó más a mí y murmuró esta vez en mi oído —Por favor.

Mi piel se erizó en ese momento, no por el acto de Luca, sí porque un recuerdo vino a mi mente.

Estaba parado frente al espejo, justo detrás de mí. Yo llevaba el mismo vestido rojo, el chico desconocido llevaba un hermoso traje de gala que apenas podía ver.

Él empezó a dejar cálidos besos húmedos por todo mi cuello. Mi corazón empezó a latir desesperadamente y cerré los ojos, pero nos veía acá, me veía. Levanté mi mano tocando su cabello color negro azabache.

Abrí los ojos y todavía nos veía a través del espejo.

Él murmuró algo a mí oído, pero no lo pude escuchar, solo leer sus labios.

Me dijo "Por favor"

Y ahí lo ví, el anillo de compromiso puesto en el dedo anular de mi mano derecha, la misma con la que estaba tocando su pelo.

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