Cap 48

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- Rose, tienes que calmarte.

- ¡Es que Kigen ya debería haber llegado!, Dijo que me llamaría.

- Solo se han atrasado 10 minutos, Amelia, relájate.

- Solo dejo que me llames así porque eres tu, pero si no, te golpearía tan fuerte que el cerebro te saldría en forma de jalea por la nariz.

- Lo siento, pero es que en sí, Amelia es un nombre muy lindo a mi parecer.

- Gracias, pero lamentablemente no tengo buenos recuerdos con las personas que alguna vez me llegaron a llamar así- Dijo la chica bajando la mirada a su celular.

- Lo lamento... En fin, relájate, ellas van a volver.

- Perdón, en serio. No quiero ponerte incómodo ni parecer necia, solo... es que quiero mucho a Eva. Y me estresa.

- ¿Y qué te relaja?

- Bueno... suelo escuchar música, a veces.

- Ya veo, ¿Alguna canción en específico?

- Mmmn... Everything I need, de Skylar Grey. Me gusta mucho esa canción.

De repente, Amelia sintió como el azabache la abrazaba por detrás, mientras le susurraba al oído.

- 'Cause baby, everithing you are
Is everithing i need
You're everithing to me
Baby, every single part
Is who you're meant to be
'Cause you were meant for me

El gesto del veteado hizo que un escalofrío recorriera la espalda de la chica, estremeciéndola levemente mientras se sonrojaba a sobremanera.

- A-ah... ¿P-porque la reacción?, jeje- Dijo mientras sonreía nerviosamente y tomaba las manos del azabache que posaban sobre sus brazos.

El macho también estaba un poco sonrojado, no tanto así como Amelia, pero igualmente añadió bajo.

- Resulta que a Rouge le gusta mucho esa canción- Empezó- La pone mucho durante nuestras misiones. Lo cual, por cierto, ah hecho que nos descubran en algunas. En fin, me la eh aprendido sin querer.

- Oh, vale... jeje.- La chica estaba aún un poco nerviosa.- Gracias.

- ¿Porque me agradeces?, Igualmente no hubiera querido que te volvieras loca- Río ante su comentario, pero la rosada apartó la vista, pensando en que aún el tiempo pasado, las muchachas no llegaban.- Anda, Rose, solo lo dije de broma. No me molestaría estar contigo aunque te volvieras loca.

La chica le sonrió, el chico le devolvió la sonrisa.
Se quedaron así un buen rato, inspeccionando la miraba del otro.
La mujer se perdía constantemente en los ojos color sangre del veteado, mientras que este solía mirar un bosque salvaje en la tierna eh inocente mirada de la chica.
Aún estaban abrazados, Shadow detrás de Amelia, mientras ella sostenía sus manos y las apretaba inconscientemente.
El macho entorno la mirada, totalmente hipnotizado ante los abedules y mentos que le ofrecían los ojos de Amelia.
Sin darse apenas cuenta, ambos se estaban acercando al otro.
Estando apenas a unos milímetros de lo que pudo ser un tierno beso asegurado, el timbre de la casa sonó, haciendo que los dos erizos se alejaran sobresaltados y avergonzados a la vez.

- Oh, Dios mío, que susto me eh llevado- Dijo la rosada mientras reía apenada y sostenía su cien con la mano.

Shadow se quedó en silencio, viendo las escaleras con una mirada difícil de descifrar para la ojí-Jade.

- Shadow, ¿acaso estás enojado con mi puerta?- La chica pudo ver un rastro de recelo en el muchacho. Él cual dicho este comentario la miro avergonzado.

- N-no...?

Amelia solo se limitó a reír amenamente mientras tomaba rumbo a la sala principal.

<<Rayos, estuve tan cerca>>
Pensaba el veteado, molesto con quien fuera que estuviera en la puerta.
Si bien, el chico se había enterado hace poco tiempo de que tenía sentimientos por su amiga más cercana, Rose, a como la llamaba él.
Sabia que le tenía un cariño especial, algo similar al que sintió con María Robotnick, aquella chica que murió cuando lo salvó de la explosión de una nave.
De hecho, las dos poseían un carácter parecido, ambas eran amables, optimistas y gentiles.
Aunque Amelia tenía también, cosas diferentes a la humana.
Era más temperamental, desconfiada, poco social con gente que no conocía.
Era una mujer inteligente, ya que no se dejaba llevar por las apariencias inocentes y prefería conocer mejor a las personas para confiar en ellas.
Algo que lo hizo sentirse repentinamente especial, ya que se notaba que Amelia también tenía gran confianza en él.
Se ruborizo ante sus pensamientos, ya que parecía un completo enamorado, pensando si sería especial o no.
Gruñó bajo, mientras descendía por las escaleras para ver quién había interrumpido el momento.
Al acercarse más, pido ver a dos linces, una que ya conocía bastante bien, Eva, y otra que no.
La eriza abrazo desesperada a su hermana menor, mientras Kigen la miraba seria.
La más pequeña le correspondió el abrazo.

- Amy, ¡Me la eh pasado de maravilla!- Río la niña, causando que Amelia torciera un poco su sonrisa- ¡Quiero pasar más rato así con Kigen!- La rosada dejó de sonreír momentáneamente, luego repuso una cara de alegría fingida y río bajo.

- Oh.. jeje, si, si. ¡Claro!... Claro.- La eriza miro a su asistente de oficina y compañera. Le sonrió rápidamente para luego levantarse y tomar de la mano a Eva.- Kigen, en serio te agradezco que sacaras a pasear a Eva, y también me alegra mucho que se hayan reencontrado.- La mujer cerró los ojos, manteniendo su sonrisa, mientras esperaba a que la lince mayor agradeciera, se despidiera y se marchará.
Sin embargo, esta añadió tranquilamente.

- Oh, sí. Gracias, mañana vamos a ir a hacer los trámites para la adopción de Eva.

Amelia abrió los ojos de repente, con las pupilas contraídas y la boca contorcionada.

- E-eh? ¿Pero de qué estás hablando?

- Si bien me ah contado Eva- Siguió la mayor de las felinas, con una mirada maliciosa. Al parecer, le importaba un bledo, ahora, la situación laboral- Ustedes nunca hicieron un proceso legal para adoptarla, ¿No es así?- La chica entorno los ojos- Si bien, yo vivo con una mayor de edad, la cual está dispuesta a la adopción de Eva.

- Y-yo también puedo pedir la adopción legal de ella- Dijo la rosada entrando en un estado de nervios masivo.

- Oh, sí... pero recuerda, "La familia tiene más prioridad", tu misma lo dijiste. - La lince esbozó una sonrisa de lado, soltando una risita baja, con cara de inocencia.- Bueno, me retiró, no quiero causar inconvenientes.

Dicho esto, la chica retrocedió, tomando la manilla de la puerta principal y jalandola mientras caminaba en reversa.
Hasta que esta quedo asegurada con un sonoro Click.

Pasó un rato mientras la eriza miraba fijamente la puerta, la niña no sabía que decir y el azabache solo se quedó atónito por el descaro de aquella joven.
Pronto se pudo escuchar como la respiración de Amelia aceleraba, mientras arqueaba un poco la espalda y perdía la mirada en la madera de la entrada a su casa.
Apretó un poco la mano con la que sostenía a Eva, haciendo que esta se sobresaltará.
El único macho de allí estuvo a punto de correr para intentar tranquilizar a la eriza, hasta que esta soltó la mano de su hermana y se retiró en silencio a su habitación.
La lince y el veteado compartieron una mirada de preocupación, aunque la de Eva era más notoria.

El chico subió las escaleras, le había ordenado a la niña que se quedara en el comedor.
Se acercó a la habitación de la chica, tocando la puerta.
No escuchó ruido alguno que prohibiera del interior, así que en silencio decidió entrar, para comprobar por casualidad si la mujer se había dormido.
Para su sorpresa, estaba sonriendole a un pequeño libro.
Tenía las mejillas marcadas con las huellas de las lágrimas que había soltado, pero ahora le sonreía a un libro.
Le sonría a un libro.
Sí,
A un libro.

"Como mentos que crecen en cemento endurecido por los años"

Dos polos distintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora