Cap 40

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POV Normal

- Es increíble la forma en la que se olvidaron de mí >:"V.

- Ya, ya. Tranquilo Sonic. Rouge y yo si vinimos a verte.

- Si, Eva, pero igualmente. Shadow es mi hermano y Amy mi mejor amiga.

- Lo sé, talvez estaban muy ocupados haciéndo algo.

- ¿¡Qué!? ¿¡Ahora trabajan juntos!?

- ¿Eh? ¡No!. Solo digo que talvez estén haciendo una de sus típicas pendejadas de niños de 5 años.

- Oye, hablando de pendejadas. ¿Quién es ese tipo que esta en la ventana?

- Oh, es el señor Mephiles, el papá de Amy.

- ¿E-El qué de quien? ¿Le tengo que pedir permiso a ese men para casarme con May? Digo, Amy. No puedo creer que eso sea padre de May... digo, Amy. ¿Amy, digo, May, no, no, Amy, si eso, es hoja, digo, hija, de esa cosa?

- ...¿Estas bien?

Al momento se empezaron a escuchar pasos corriendo que se dirijan hacia la habitación.
Tres doritos, digo, momentos después (Genial, ya se me paso lo pendejo de Sonic) una patada hizo volar la puerta.

- ¡Llego la Amy, prros! >:D.

- ¡Amy!- El azulado salto en su camilla, repentinamente alegre.

- Ah si es, mi ciela.

- No viene sola- El azabache veteado entro por la puerta, detrás de la eriza recién llegada.

- ¡Pendejo! >:D

- Prefiero que me llames hermano, no vine hasta aquí para que me ofendas, pedazo de  tiza.

-  Mira quién habla.

- Amelia, hij-*- El veteado verdoso empezó a hablar, más la rosada le tapó la boca con un dedo.

- No termines esa oración, no me digas ni Amelia ni hija.- La eriza bajo la cabeza, haciendo que sus púas le taparan la mayoría de la cara.- Tu y yo luego hablaremos.

El azabache mayor entorno los ojos, sabiendo que algo había sucedido y sintiendo como se contraía su estómago ante el miedo y la expectación. A la vez, preguntándose si sería capaz de soportar el hecho de volver a explicar algo sobre su doloroso pasado. Doloroso tanto para el como para Amelia.

- V-vale...- Decidio salir de la habitación y dejar que los jóvenes hablaran. Se retiró.

Los demás sólo los miraban, confundidos y a la vez sintiendo miedo por la misma mirada que la eriza poseía en su rostro. Era una combinación de dolor, determinación, miedo y expectación. Poco después de que el mayor se retirara, la rosada suspiró y volvió a alzar su cabeza, mostrando los ojos cerrados y una amable sonrisa.
Los demás sólo la miraban confundidos, excepto el oji-carmesí, que sabía toda la historia y dolor que pasaba la eriza.
Este la abrazo, sorprendiendo a todos los presentes, incluida la rosada, quien abrió los ojos como platos y separó  un poco sus labios. Poco después entorno los ojos con ternura y correspondió el abrazo.
El cobalto se había quedado estupefactado.
Tanto celoso como enternecido a la vez, ya que nunca había visto a su hermano abrazar a nadie más que a su madre. Pero a la que menos quería que abrazara era a Amy.

- Emmm, May, digo, no, ehhh, uhhhhh. Amy, si eso. ¿No me vas a dar un abrazo a mi?.

- Coronavirus, Sonic.

- :"v Pero si abrazaste a mi hermano.

- Si, pero Shadow y yo es como si ya estuviéramos en la misma burbuja social. Ya que pasamos mucho tiempo juntos.

- ¿¡Qué!?

- ¿Eh? ¿Dije algo mal?

- N-no...

- No, es que el pendejo de Sonic está celoso- Dijo la murciélago que apenas se recuperaba de su sorpresa.

- ¡Y-yo no estoy celoso!

- Si, claro. Lo que que tu digas- Agregó con sarcasmo.

- Bueno, cambiando de tema. ¿Que has estado haciendo estos días, Sonic?- Pregunto la rosada un poco incómoda.

- He estado preguntándome porque nadie me visitaba >:v.

- Perdón por no haber venido antes, es que eh tenido problemas con mi trabajo y mi segundo empleo.

- ¿Tienes dos empleos?

Le eriza se sentó al borde de la cama del cobalto.

- Seh, es un poco cansado.

- ¿Y quién cuida a la niña?- La murciélago interfirió en la conversación.

- Me cuida Mephiles- Le contesto la joven lince.

- Oh...

- Seh, aunque no lo quiera reconocer el me ayuda bastante con Eva. La cuida y le prepara la comida.

- Eva dice que el cocina bien, pero todos saben que nadie cocina como io- El azabache se llevó un dedo al pecho, autoexaltandose.

- Cocinas bien, pero eres extremadamente vanidoso.- La eriza río bajo ante su propio comentario.

- Oshe, al menos yo no deje a una niña a cargo de un pollo.

- Eva sabe cocinar...creo. Es que la vi jugueteando con un tazón de cocina y pensé que sabía.

- Oye- La pequeña chilló, sintiéndose ofendida.

Un coro de risas se alzaba en la habitación, haciendo juego con las sonrisas que todos poseían en sus rostros.
Los malos augurios se mantenían lejos y las maldiciones ni se asomaban. Pero nada es para siempre, ni siquiera la felicidad.
La eriza podía sentir en lo más profundo de su ser que algo se aproximaba.
La visión que había tenido sobre Eva aún no se cumplía.
Y no sabía si realmente la de Shadow también.
Podía sentir lo que se encaminaba hacia ellos con rapidez, y el miedo la desmoronaba por dentro.
Más las risas y los rostros contentos trataban de ocultar lo que de verdad sentía.
Un profundo, sincero e interminable miedo de no saber que era lo siguiente que la vida le tendría preparado.
La constante sensación de no tener el control de lo que pasaba en su propia vida la asustaba. Sabiendo que el miedo  realmente era el reflejo de la desesperación que sentía al pensar que todo se le iba de las manos.
Que su alma no le pertenecía.
Que alguien miraba con sus ojos, y tocaba con sus manos.
El simple hecho de que sus pensamientos actuaran involuntariamente y la arrojarán en el más profundo abismo de la ansiedad y el terror era normal para ella, sabiendo que sus sentimientos actuaban a su propia voluntad y la engañaban constantemente.
Como si su propia mente quisiera verla sufrir.
¿Pero que más queda?

Solo cerrar los ojos y sonreír

Dos polos distintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora