POV Normal
¿Y si....?
Talvez...
No, no creo...
- ¡¡Dios mío!! ¡Callense, maldita sea!- Se revolcó en su cama, cayéndose por el impulso sordo que provocó. Las voces no lo abandonaban ni un segundo. Estaba harto. Tenia demasiado en la cabeza. Muchas dudas y poca esperanza. Suspiro resignado.- Espero que le guste... Pero mañana se va... ¿Donde se quedará?... ¿Podría quedarse acá...? ¿Seria incómodo? ¿Le importaría a Sonic...? ¡¡Agghhhhh!! Al diablo todo. No la voy a dejar en la calle, ¡Ni pensarlo! Mañana se lo propondré.... si... ¡Ahora duerme!- Se pegó un manazo en la cara- Au.... ¿Porque hice eso...?
El chico se levantó del suelo, pues, si, todavía estaba tirado, y se acomodó en su cama. Intento dormir, pero las dudas de los preparativos de mañana lo atormentaban. Hizo un repaso mental antes de decidir olvidarse de todo.
- Ay, Rose... Me pregunto si no le molestará que el sillón esté en el techo... En fin. A mimir.
Al día siguiente...
Amelia amaneció en su cuarto, como todas las mañanas desde hace ya varios meses. Todo estaba tan tranquilo, que lo único que le recordó su desgracia fueron las maletas al lado de la puerta.
Se levantó como todos los días.
Se ducho, se arreglo y se sentó en su cama.- Diabloz, vida. Que cuando me quieres meter un madrazo le das duro- Se río ante su comentario, aunque rápidamente su boca se torció y el pánico le provocó náuseas- Dios, Dios, Dios... ¿Que haré con Eva?- Se cubrió el rostros con las manos, y empezó a respirar de manera agitada.- No creo que me alcance para un departamento de dos personas... ¿Que tengo que hacer? ¿QUE TENGO QUE HACER?- Posó una mano en su barbilla, pensando desesperadamente en una solución. Definitivamente, se le ocurrio una. Pero de tan solo pensar en ella, sus pensamientos se volvían una maraña, al igual que su estómago- No... pero... pero, creo que es lo mejor...- Tomó su teléfono, busco a alguien entre sus contactos, y le escribió un mensaje fugaz. Al terminar, lanzó su teléfono al extremo más alejado de la cama, y empezó a sollozar de manera bastante notoria. - No quiero, no quiero, no quiero- Dijo de manera pausada y descontrolada- Pero tengo que... e-estoy siendo egoísta... Sé que es lo mejor para Eva... Eva... oh, Eva. Te voy a extrañar muchísimo...
La chica bajo al cuarto de su hermana, que ya estaba enterada de todo. Se miraron de una forma que le partía el corazón a cualquiera, aunque la niña aún no sabía nada del plan de la rosada.
- Amy, ¿Donde iremos ahora?- Esa pregunta le hizo sonreír de manera melancólica.
- Iremos por dos sendas.- Le dijo mirándola a los ojos- Es un lugar muy bonito. Tendrás una cama, un techo, comida y compañía. No te preocupes.- La niña abrió sus ojos con felicidad en la mirada.
- Vaya, encontraste un lugar muy rápido. ¡Tendremos una casa!.- Le añadió sonriendo. La chica no contestó, pero le devolvió la sonrisa.
El sonido del timbre se hizo presente de manera repentina, sorprendió a la menor, mientras que lo único que logró en la eriza fue hacer que unas lágrimas se le deslizaran por la mejilla derecha. Eva la miró confundida. Cuando se dio cuenta de que estaba llorando, se paró asustada.
- ¡Amy! ¿Estas bien? ¿Qué te pasa?.
- Vamos E-Eva... veamos quién está en la puerta- La mayor evadió sus preguntas, y bajo a la sala principal. La niña la siguió inquieta.
Cuando estuvieron delante de la entrada, Amelia se arremango y secó las lágrimas que le habían marcado la cara. Tomó la perilla y la giró. Eva se sorprendió al ver a su hermana biológica parada en el pórtico de la casa. Miró a Amy, exigiendole con la mirada una explicación.
Amelia le regresó el acto, la vio un momento y se volvió hacia Kigen.
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Dos polos distintos
Teen Fiction¿Puede florecer algo en un lugar donde no hay tierra, ni sol, ni agua...? ¿Puede una rosa crecer en un desierto? ¿Puede el desierto cambiar para cuidar a la rosa? ¿Qué están el uno dispuesto a sacrificar por el otro? Y, ¿Por qué lo estarían?