Cap 38

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POV Amy

Me dirijo a la casa de Shadow.
Tengo que hablar con el.
Estoy segura de que ese erizo que estaba en el hospital no era el.
Osea, si era el
Pero no era el.
¿Entienden?...
Si, yo tampoco.
El punto es que necesitamos habl!AR¡

- ¿¡Ay, pero que demonios!?

- ¡Eh!, mi plan demencial sí funciono.

- ¿Shadow?- Este erizo está chiflado. Casi me atropella. ¿Que comimos esta haciendo aquí.?

- Veras, recuperé la conciencia en el hospital, la verdad no se como la perdí, vi tu sangre y casi me da un ataque. Cómo no se dónde rayos vives ahora, puse el Waze en destino aleatorio y esta porquería si funcionó. :D.

- ...- Esperen, necesito procesar lo que está ocurriendo.- Eh...

- Bueno, ya que te encontré...podemos ir a comer algo. Tengo hambre.

- Dios...Shadow, ¿Sabes que Sonic está en el hospital? ¿Lo recuerdas?.

- Oh, sí, lo sé. Ya lo vi. Pero me eh fijado en sus palpitaciones y el aparato ese dice que esta bien. Esta estable.

- Oh, Dios mío, que alivio.

- Si...¿Ya podemos ir a comer?.

- Hpmh, esta bien. Pero luego yo también quiero ir a verlo.

-  Vale.

POV Normal

Los erizos se dirigían al restaurante más cercano.
Caminaban en un silencio que no era roto por ninguno de los dos.
No era un silencio incómodo, si no, familiar.
La eriza estaba acostumbrada a la seriedad del azabache cuando este se perdía en sus pensamientos.
El veteado era consciente de la vibrante actitud de la rosada, pero también de todo lo que ella había vivido, y de como le urgía olvidar su pasado y dejarlo muy, muy atrás.
Cada uno de ellos sabía todas las mañas del otro, como pensaban y como veían el mundo.
Simplemente, se conocían bastante bien.
El compañerismo era una de las características que los resaltaban.
Y todos los que los conocían pensaban que se veían bien juntos.
Sin embargo, eran muy diferentes realmente.
Uno serio, reservado y temperamental.
Y la otra amable, servicial y...bueno, si también es temperamental.
Pero en si son muy distintos.
Pero saben cómo dice el dicho: "Los opuestos se atraen" .
Los dos seguían caminando hasta que una mano proveniente desde atrás tocó el hombro del veteado.
Los erizos voltearon, para ver el rostro de la recién llegada, la cual, le causó un poco de fastidia a la rosada.
Era María,  la expareja del veteado. Si, creo que ya saben como terminaron. Fue un poco catastrófico.

- Shadow, necesitamos hablar.- La rubia hablaba con seguridad, casi como si esperara que el erizo se inclinara ante ella y siguiera todas sus órdenes.

- Buenas tardes, María. Si, yo también estoy bien. No te preocupes- Dijo rodando los ojos- ¿Qué se te ofrece?.

- Tenemos que hablar sobre nuestra relación, ¿la recuerdas?- La eriza oji-celeste hacia caso omiso a la presencia de la rosada, la cual se sentía un poco incómoda en tal conversación.

- ¿Cual relación? Qué yo recuerde habíamos terminado, ¿se te ah olvidado?.- El azabache se cruzaba de brazos alzando una ceja y observando a la rubia con sus penetrantes ojos carmesí. La rosada casi siempre se perdía en la mirada del veteado, tan profunda y cristalina. Pero esta vez estaba concentrada en ver como hacía que esa eriza se largará de una vez por todas.

- Oh, Shady...solo fue un enojo del momento. Estaba bromeando...- La rubia parpadeará inocentemente, hablando con una voz aguda y aterciopelada.
Pero la oji-Jade había quedado analizando la información.
Ella había decidido decirle "Shady" a Shadow. Realmente no sabía si la eriza le había dicho así porque no se le había ocurrido un mejor apodo o porque ese ya había sido el nombre o la forma de llamar al azabache cuando estaban saliendo.
Pero prefirió cambiar el apodo por el cual llamaría a su compañero, el hecho de que esa chica lo hubiera llamado así había arruinado la originalidad y la gracia del apodo.

- Disculpa, María. Pero yo no soy de estar rogando por una relación. Así que prefiero que solo seamos "amigos".

La rubia empezó a ponerse roja de furia. Mirando con rabia a la rosada la señaló y digo grutalmente.

- ¿¡Tan rápido me cambiaste!?. ¿¡Y por esta tabla!?.

La rosada se sonrojo de la vergüenza. Ella sabía que no tenía mucho busto, pero nadie la había llamado así.

- Ey, ey, ey. Yo no estoy saliendo con Rose. Ni con nadie. Y no me interesa salir en este momento. Y menos con alguien que reacciona así a su propia petición.

- ¡No!, es que estas cometiendo un gran error. ¡Tu me puedes dejar!

- ¿Ah, sí?, pues observa con atención.- El veteado tomo a Amelia de la mano y la hizo arrastrada cuesta abajo, alejandola a ella y a él mismo de donde se encontraba aquella molesta eriza.
Cuando se hubieron visto lejos de aquel lugar el veteado la soltó y se sobo la cabeza con irritación.- Perdón, Rose. Pero me enfada que primero me deje y luego reaccione así a lo que ella mismo propuso eh hizo.

- Nah, así son muchas. Tontas y luego re-tontas a las tonterías que dijeron primero.- La rosada dejó caer una mano, restándole importancia al asunto.
El azabache asintio y luego la miró por un largo rato, en silencio y con una mirada que ni ella pudo comprender.
A los momentos se empezó a sentir incómoda y paso sus brazos por su cabeza, entrelazando los dedos por detrás de esta.

- Emmm, ¿siempre vamos a ir a comer al restaurante?.

El veteado parpadeo lentamente y alzó su mirada hasta encontrarse con los ojos Jade de la eriza.
Después de mirarlos por un rato (los cuales le parecieron años a la rosada, que por cierto ya estaba apunto de que le diera una ataque allí mismo) el azabache asintio y los dos siguieron caminando cuesta abajo, mientras detrás de ellos se escondía el sol dando paso a la fría y solitaria noche.

Dos polos distintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora