Eran las 2 de la mañana, y el, no podía dormir.
Aquellos ojos lo miraban cada vez que cerraba los suyos, por eso, los mantenía cerrados para poder ver los de ella.
Daba vueltas en la cama, se ponía en las pociones más remotamente conocidas para intentar dormir.
Pero le era imposible.
Sentía su presencia en el entorno, y casi podía oler el perfume que ella habia llevado puesto.
Siempre olía a hojuelas con miel.
Sacudió la cabeza con brío, y se sentó en el borde de la cama, rindiéndose ante sus esfuerzos nulos por intentar dormir.
Tomo su chaqueta, se puso sus zapatos de cuero, un cubre bocas (tanto por el frío como por el coronavirus) y salió de la casa.
Caminó algunas cuadras abajo, mirando el cielo lleno de pequeñas luces que le recordaba a la primera mujer a la que había amado: María Robotnick.
Cada vez que la brisa nocturna chocaba contra sus mejillas, le traía la dulce y aterciopelada risa de su madre.
Y las hojas más relucientes de los abedules y mentos le recordaban los ojos de aquella chica que no podía sacar de su cabeza.
En la naturaleza habitaba el espirito de las mujeres a las que el amo, ama y siempre amará.
Suspiro pesadamente, y siguió andando cuesta abajo, haciendo un sonoro sonido en el asfalto con la suela de sus zapatos.
Los ojos le pesaban, ciertamente, pues aunque no podía dormir igual el sueño le había llegado.
Tratando de no caer en el sueño, miro a la luna, procurando que su luz lo despertara un poco.
Se sorprendió al ver en la luna, el brillo de los ojos de su hermano.
Podría jurar que el cobalto se veía reflejado en el astro.
Bajo su cabeza, sintiéndose avergonzado por todo lo que había ocurrido en ese día...T-te tengo que decir algo, Shadow...
- Habla, ya me imagino que hicistes una estupidez.
- Bueno...no...pero....eh, este...
- ¿Te vas a quedar tartamudeando o vas a abrir la boca para algo productivo?
- Suspiro- Eh...y-yo... yo.... se que te vas a enojar...
- Mira, no sé para qué me vienes a molestar si al final no vas a decirme nada.
- ... Yo... amo a Amy...y...v-voy a pelear por ella...si es necesario...
...
- ¿Q-qué tú qué?...
- Y-ya me oíste... yo... amo a Amelia...
- ...
...
- ¿Shadow?
- Dejatela... yo ya tengo a alguien importante para mi...
- No te refieras a ella de ese modo. No la trates como a un objeto.
- ¡Yo la puedo tratar como me de la gana!. A mi solo me importa una persona, y será la única que me importe.
...
- Y-yo...
- ¡No! ¿¡Como te has atrevido a hablar así de ella!? ¡¡La tratas como si te perteneciera y pudieras jugar con ella hasta que te aburrieras!! Luego la dejarías. Como basura. ¡Y-yo la amo!, Jamás la haría sufrir... o al menos nunca querría verla sufrir... Tu pasado te atrapa, Shadow... Pero ella no es María. Y porque no lo sea, no significa que no se merezca tu aprecio. Pero si tu no la aprecias..yo..yo la amaré por lo que tu no la quie-
- ¡¡Cállate, grandísimo idiota!!
No hay nadie a quien yo quiera más que a Amy. Ella me ha abierto muchos caminos y ha cerrado los que no me convenían...ella me hace sonreír, sentirme tranquilo. Soy estupido, demasiado si llego a volver a decir esto que eh hablado. La nostalgia es algo contra lo que lucho y seguiré luchando pero Amy me ayuda a superarlo...y yo la eh...-
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Dos polos distintos
Novela Juvenil¿Puede florecer algo en un lugar donde no hay tierra, ni sol, ni agua...? ¿Puede una rosa crecer en un desierto? ¿Puede el desierto cambiar para cuidar a la rosa? ¿Qué están el uno dispuesto a sacrificar por el otro? Y, ¿Por qué lo estarían?