Habíamos tenido suerte. Por ser miércoles, el restaurante no estaba completamente lleno, lo que nos permitió ocupar una pequeña mesa, pegada a uno de los pilares del espacioso salón. Ahora ya sé que hay que reservar. Robé una de las pequeñas tarjetas publicitarias que estaban cerca de la entrada y la guardé en mi bolso. Quién sabe, quizás la necesite...
Justo, anteayer, mis padres me dieron la generosa paga que acordaron proporcionarme cada mes desde que cumplí los dieciséis años; por parte de Jimin, él solo pide y le dan, así que no tendríamos problemas para pagar la cuenta. Nos atendieron puntualmente a las nueve, y solo llevábamos diez minutos en el local.
— ¿Y bien? ¿Dónde está? — preguntó ansioso, mirando en todas direcciones.
— No hagas eso. Parece que estamos espiando a alguien —susurré, consiguiendo que mantuviera su cabeza quieta—. Es cantante, no camarero — aviso, pero estoy segura de que ya le informé de ello.
— Soy consciente —me hace burla—, solo que me imaginé que aparecería nada más entrases por la puerta — mis ojos pestañean varias veces, mostrando mi incredulidad.
— Ves mucha televisión —sentencio y desvió la mirada. Inconscientemente, me he puesto yo también a buscarlo. ¿Por qué?—. Voy al servicio — dejo el bolso en la mesa, cerca del castaño y le indico con la mano que lo vigile como si le fuese la vida en ello, que, verdaderamente, si podría ser así porque como me desaparezca el móvil y la cartera, Park no volverá a respirar.
Esquivo las mesas estratégicamente colocadas para que todas tengan un buen punto de vista al escenario y llego al lugar donde hay un pequeño pasillo frontal donde, a la izquierda está el servicio de hombres, y a la derecha el de mujeres. No obstante, lo que llama mi atención antes de entrar no es eso, es el otro pasillo a la derecha que, por lo menos, tiene cuatro puertas, todas cerradas. Me asomo y muevo la cabeza, tratando de divisar algún cartel que me diga que hay o para qué son, pero no hay nada.
— ¡Manos arriba! ¡Esto es un... —me sorprendo al sentir como alguien me rodea con los brazos por la cintura, arrastrándome hacia atrás— ... ¡Ay, no! ¡Espera! Eres muy guapa —me ha tapado la boca, impidiendo que grite y, por el sobresalto, he cerrado los ojos, pero al distinguir la voz de Jeon los despego—. Esto... Venía a robarte el teléfono y todo tu dinero en realidad pero, ¿y si te robo el corazón? —me suelta, en todos los sentidos, y alza una ceja ligón— ¿Mejor, no?
— Déjame que vaya a por mi bolso y te lo doy — señalo a la mesa.
— ¿Tu corazón? — sonríe ilusionado.
— No, el teléfono y la cartera — lo frustro y pone morritos.
— Pero, ¿por lo menos te ha hecho gracia? — abre sus ojos, aún con su semblante guasón.
— No, me has asustado — en verdad sí.
Me fuerzo a no reír y entro al baño. Creo que he sufrido pérdidas por su culpa. Al terminar, me lavo las manos y salgo, volviendo a encontrarme con él.
— ¿Aún sigues aquí? ¿No tienes trabajo que hacer? — me burlo un poco.
— Estoy en mi trabajo — se encoge de hombros y alza las manos siguiéndome el juego.
— No creo que te paguen por seguir a gente hasta el baño — razono.
— No —alarga la última letra—, pero si por atraerla hasta aquí —me ve de arriba a abajo y sonríe—. Y veo que lo hago muy bien —muestra con la mano—. Has vuelto.
— No te ilusiones. He venido con alguien —me acerco a él—. Y creo que no debería hacerlo esperar más — inclino la cabeza cuando digo eso y emprendo mi camino hasta la mesa. No se queja, ni se opone a ello.
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𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨 +¹⁸ «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»
Fiksi Penggemar» Historia basada en los POV's de TIKTOK: Donde Jungkook puede escuchar cantar a su alma gemela, y viceversa. «𝗟𝗮 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰𝗮 𝗲𝘀 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗯𝘂𝘀𝗰𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀 - 𝗟𝗮𝘄𝗿𝗲𝗻𝗰𝗲 𝗗𝘂𝗿𝗿𝗲𝗹𝗹» • Somos como el aceite y el agua...