Seguí caminando por el pasillo, ignorando lo dañina que era la luz del día para mis ojos cansados. Perdí la cuenta de cuantas noches pasé llorando sola en mi habitación, luciendo una falsa sonrisa frente al servicio; papá está de viaje en Ulsan y mamá echando horas en el hospital, así que a los únicos que tengo que engañar son a los sirvientes que cruzan el pasillo o se quedan escuchando mi sufrimiento.
Quizás alguno se dignó a tocar mi puerta para preguntar si me era necesario algo, como escusa para que mis sollozos cesaran, a lo cual yo respondía con monosílabos negativos.
Y, siguiendo la rutina, no me despegaba de aquella mueca desolada en ninguno de mis pasos.
Estaba enfadada; conmigo misma, con la vida, con Jungkook... Con todo.
Una gran parte de mi estaba convencida de que no era mi culpa. Yo había puesto todo lo que estaba a mi alcance para llegar hasta Jungkook y apartar a Seokjin. Había sido comunicativa en nuestra relación para que nada pudiese ir mal. Incluso trate de cambiar, adaptarme a algo no soy o con lo que no he sido educada, por él para que su estatus social no le supusiese un complejo o algún impedimento...
Sin embargo, la otra pequeña parte restante me culpaba de haber hecho las cosas mal desde el principio, comenzando con atrasar y huir de la conversación que, finalmente, tuve con Kim.
Posteriormente, el enfado se hacía una inmensa bola que me producía dolor de cabeza y picazón en los ojos, hasta transformarse en melancolía. Mi lado pesimista salía a relucir y secundaba a todos aquellos crueles argumentos tras los que se respaldó mi compañero, tratando de hacerme entrar en razón. Tal vez si no fuese tan fiel al revolucionismo -y a Jungkook- a estas alturas, le habría funcionado...
— ¿Cuántos días más vas a esconderte aquí? — Jimin, a pesar de que debería estar poniendo rumbo a su casa, me siguió hasta la biblioteca de la facultad, intentando que entrase en razón.
— Tengo trabajos que hacer — quise escurrirme por debajo de su brazo, el cual me bloqueaba la entrada al santuario de sabiduría, pero con un movimiento rápido interpuso su pierna.
— No hay más trabajos que entregar por el momento —desorganizado pero aplicado—. ¿Por qué no habláis de una maldita vez? Lleva esperándote en la salida todos los días desde hace un mes — me recordó.
— Un mes y casi una semana —corregí—. Y que siga esperando — forcejeé con su cuerpo, sin resultado. Simplemente era más fuerte que yo y acercarme a él era una invitación a ser empujada hasta que cediera.
Era fantástico que mi ahora novio se llevara tan bien con mi mejor amigo pero, cuando no me opuse a esa amistad, fue porque creí que nunca tendría a Jimin insistiéndome como una lapa todo el día.
Sí, había pasado tiempo, mucho tiempo, desde la última vez que Jungkook y yo nos vimos en persona, la noche de la pelea exactamente. Los primeros días recibía, mínimo, tres llamadas suyas, pasadas las dos semanas se redujeron a dos; a las tres semanas, acudió a los mensajes, los cuales leí todos pero no respondí, ni siquiera entré en la aplicación, los leía en la barra de notificaciones, entonces a él le aparecían como no vistos y, ante aquella situación, insistió con las llamadas y buscó ayuda en Park, quien ya estaba al tanto pero decidió no meterse en medio por su bien mental, por lo menos hasta que Jungkook hizo de perrito abandonado y le ablandó el corazón.
Por otro lado, no era capaz de creerme como conseguía siempre esquivarle, tanto a la entrada como a la salida, y viendo que a la hora de esta última la cabezonería de Jeon podía llegar a llevarle a esperar horas hasta verme, replanteé mi horario y trasladé mis horas de estudio en casa a la biblioteca. Mi indiferencia por dejarle esperar ahí, fuera de los muros de la Universidad, donde ya había aceptado que era el lugar más seguro dado que la entrada de Jungkook, salvo a excepción de algo puntual, no era permitida y, en caso contrario, no le otorgaba la libertad de pasearse libremente por mi edificio en mi búsqueda, aumentó los nervios de mi amigo respecto a nuestra distante, incomunicada y tensa relación.
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𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨 +¹⁸ «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»
Fanfiction» Historia basada en los POV's de TIKTOK: Donde Jungkook puede escuchar cantar a su alma gemela, y viceversa. «𝗟𝗮 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰𝗮 𝗲𝘀 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗯𝘂𝘀𝗰𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀 - 𝗟𝗮𝘄𝗿𝗲𝗻𝗰𝗲 𝗗𝘂𝗿𝗿𝗲𝗹𝗹» • Somos como el aceite y el agua...