𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨 +¹⁸ «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»

38) Disfrutarte

Los colores naranjas y violetas comenzaban a empapar el cielo a esta hora del día. Como siempre, era jueves y, de vez en cuando, Jungkook me recogía de la Universidad solo por el echo de que me quedaba hasta tarde. Hoy era uno de esos días. Desde hace algunas semanas no he podido pasar mucho tiempo con él porque mis horarios y autoexigencia no me lo permiten, sin embargo, cuando puede dedicarme una hora de su tiempo, no duda en sacarme de mi rutina para despejarme de las letras y números.

Suspiré totalmente inmersa en los colores brillantes de la tarde.

— Quien me diría que acabaría comiendo sushi en las afuera de la cuidad — solté divertida por la idea llevándome un pedazo a la boca.

Si, Jeon apareció a la hora de la salida, compró comida y ahora estábamos sentados en los escalones de unas largas escaleras de piedra, las cuales no tenía ni idea de a donde conducían, pero parecían antiguas.

— Perdón por hacer planes poco glamurosos — objetó con normalidad, copiando mi acción de hace unos segundos, sin dirigirme la mirada.

¿Le ha molestado? ¿Se ha enfadado?

— Yo... No quería... — traté de explicar.

— ¿No querías decir que es patético traer a alguien aquí e invitarle a comida precocinada? — alzo una ceja y me dio una sonrisa sospechosa, solo por eso supe que estaba jugando.

— No —me relajé y negué también con la cabeza—. Quería decir que tus planes patéticos me gustan —dije girando mi rostro hacia arriba—. Me gustan mucho.

¿Cómo no me iban a gustar? Si pareciera leer mi mente y saber todo lo que necesito estos días. No tengo ganas de arreglarme ahora e ir a cenar antes de tiempo a un restaurante caro. No es eso lo que necesito para relajarme y desestresarme.

El viento fresco chocó con mi cara, cerré los ojos y se llevó las puntas de mi pelo. Esto era lo que necesitaba y nunca hice...

No hacía falta mencionar que los días como este me los tomaba con ligereza. No toco ni un libro y, aunque es más por la promesa que le hice sobre dedicarme al menos un día de descanso, también lo hacía para no volverme loca.

— ¿Cuánto queda? — descruce mis piernas y aceché al penúltimo pedazo que quedaba en la caja.

— Media hora —comprobó en su móvil—. ¿Vendrás hoy? —preguntó acompañado de sus ojos de súplica. Mastiqué lentamente, barajando la probabilidad de ir sin ser descubierta o alertar a alguien de la casa. Suelo llegar, como muy tarde, a las nueve en días lectivos, pero hoy no es viernes y no creo que sea una buena idea— Hoy no vas a estudiar...

— No sé si es una buena idea Jungkook. Sabes que sospechan de mí en casa y, si llego más tarde de lo normal, se preocuparan.

— Solo hoy —hizo un pequeño puchero como un niño pequeño—. El jefe no está y si vienes conmigo pasas gratis. Namjoon se quedará contigo cuando tenga que cantar. No estarás sola en ningún momento y te juro que, en cuanto termine, me escapo y te llevo a casa si quieres —mis facciones se relajaron, formando una expresión enternecida ante sus argumentos—. ¿Por favor? ¿Mhm? — y a su dulce mueca se le sumaron sus manos suplicantes.

— ¿Hoy te toca de los primeros? — asintió frenéticamente, con esperanzas de conseguir así mi aceptación. No pasará nada por tomarme una hora más, ¿verdad? — Está bien.

Extendió los brazos hacia arriba en señal de victoria silenciosamente y, cuando me acerqué para recoger los plásticos y demás basura con la intención de meterlos en la caja desechable que habíamos dejado vacía por completo, me agarró ambas mejillas de la cara y me besó con fuerza. Sinceramente, no me esperaba que se volviera a dar otro beso entre nosotros después de lo sucedido en su casa, mas que nada porque han pasado semanas desde aquel día. Al separarse se dio cuenta de lo que había hecho y se le abrieron los ojos a más no poder, sin embargo, yo no le di importancia y me levanté para tirar lo anterior mencionado ocultando mi sonrisa.