Cada segundo que pasaba con los ojos cerrados era una imagen más de las numerosas ocasiones en las que Seokjin intentó acercarse a mí, unas veces con la intención de formalizar lo "nuestro" después del beso y otras supongo que intentando pedirme perdón... Sin embargo, por milisegundos, salía del trance en el que me embarcaba gracias al canto de los pájaros, el cual era un somnífero natural mientras que permanecía tumbada en la manta color cian, con Jungkook a mi lado en silencio planeando la jugada magistral que prometió que me hundiría en la miseria. Sentí su presencia más cerca y abrí el ojo derecho pillándole apunto de ver mis cartas.
— ¡Eh, eh! ¡Eres un tramposo! — me reincorporé, cruzando las piernas para acomodarme y agitando la mano libre para espantarle como si fuera una mosca.
— ¡Ay! ¡Si no estaba haciendo nada! —se excusó— ¿¡Por qué me das!?
— No te he dado dramático — abrí los ojos por su acusación negando con la cabeza lentamente.
En cuestión de segundos, adoptó una pícara sonrisa que me alertó, pero la cual no sirvió para advertirme de su siguiente acción. Sin verlo ni comerlo, Jungkook se abalanzó sobre mi, tirándome hacia atrás y tumbándome bajo su cuerpo, el cual me aprisionó y me impidió huir de la oleada de cosquillas. La mayoría de las cartas se desperdigaron por el césped y otras quedaron atrapadas entre nuestros cuerpos y bajo estos, siendo aplastadas, dobladas o maltratadas cada vez que me retorcía ante sus toques. Grité varias veces indicando el desastre que estábamos haciendo pero él simplemente parecía querer ignorarlo y prestar única y exclusiva atención a mis suplicas agotadas.
Una vez se detuvo y cargó su peso con las manos a ambos lados de mi cara, aproveché para respirar y aclarar mi voz puesto que la garganta me picaba por los chillidos y las risas.
— Te diste cuenta de que iba a ganarte de todos modos y por eso echaste a perder la partida, ¿verdad? — comenté con dificultad, respirando con prisa, pero con una pequeña sonrisa.
— Si.
Y me ofreció la mejor vista que jamás podría haber presenciado. Ningún viaje pagado podría compararse nunca con ver su bella sonrisa resplandecer frente a mí mientras sus ojos menguaban en pequeñas medias lunas, acompañadas de sus pómulos marcados. Incluso la luz jugaba a su favor, dándole de lleno por mi lado izquierdo un brillo etéreo a su rostro, portador de una mueca feliz digna de un niño divertido por su travesura. Después de haberme quedado tan embelesada admirándolo, recapitulé sobre cada pensamiento y cada nervio alterado en mi cuerpo, sonriendo junto a él.
Dios mío... Estoy demasiado enamorada de este chico.
Alcé las manos, atrapando entre mis dedos sus mechones colgantes, peinándolos hacia atrás y apresándolos a mitad de su cabeza para que no vuelvan a molestar a sus bonitas orbes, esas que ahora, por mi acción, regresaban a su tamaño normal y se deshacían en mis facciones. Sois todos unos ingenuos sin pensasteis que me resistiría a besarlo. Sencillamente, desde la perspectiva de cualquier extraño que pasase por esta zona del parque, parecería que nos pusimos de acuerdo sobre lo que queríamos hacer. Yo tiré de él hacia mis labios y Jungkook flexionó los brazos para llegar hasta mí, propiciando que mi acción casi ni se notara. Nos mezclamos en un inocente lazo que duró segundos y nos robó algunas risas avergonzadas después.
Cuando se levantó, su vista se ancló a las cartas hechas pena esparcidas por la manta e hizo un pequeño puchero, culpándose posiblemente, pero al fin y al cabo no iba mal encaminado pues fue él el que quitó importancia al asunto cuando me quejé. Entre los dos las recogimos y las adecentamos un poco antes de guardarlas bajo la tenue luz de, lo que empezaba a ser, la puesta de sol.
Jungkook llamó mi atención como si fuera un niño pequeño, dando leves golpecitos en mi brazo, y me señaló el cielo, al cual miré luego de cerrar la tapa de la caja. Sonreí al ver la paleta de colores amarillos y anaranjados y me acomodé mejor luego de dejar la baraja dentro de su mochila, no obstante, fui aprisionada por la cintura y arrastrada hacia atrás por sus brazos hasta acabar entre sus piernas y chocar mi espalda con su pecho.

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𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨 +¹⁸ «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»
Fanfiction» Historia basada en los POV's de TIKTOK: Donde Jungkook puede escuchar cantar a su alma gemela, y viceversa. «𝗟𝗮 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰𝗮 𝗲𝘀 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗯𝘂𝘀𝗰𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀 - 𝗟𝗮𝘄𝗿𝗲𝗻𝗰𝗲 𝗗𝘂𝗿𝗿𝗲𝗹𝗹» • Somos como el aceite y el agua...