Después del corto camino que podía haber hecho andando sino hubiese sido por mi madre, que me impuso dejarme llevar hasta la Universidad en coche porque tenía que pasar por delante para ir a su trabajo, entré al campus con el teléfono pegado a la oreja, marcando a Jimin para saber si ya había llegado.
Mi humor últimamente iba cada día a peor y me carcomía la curiosidad de saber como mis amigos me habían aguantado así hasta ahora. Hasta a mí me cuesta lidiar conmigo misma. Miré mi horario en el teléfono cuando Park decidió no contestar a la llamada y cambié el rumbo en el que iba para dirigirme al laboratorio. Tenía clase de Farmacología en veinte minutos, y esperaba encontrar a alguien antes de entrar a clase para no sentirme sola. Entonces, la suerte me sonrió y alcancé a Ruhwe, una compañera de carrera, inteligente y trabajadora, antes de que cruzase la puerta.
— Buenos días — me saluda con su bonita sonrisa.
— Hola — sonrío de igual forma.
La sigo hasta los sitios del medio de la clase e instalo mis cosas, preparada para pillar apuntes.
A falta de ocho minutos, Park llega, seguido de Kim Seokjin. Son muy amigos y completamente diferentes. El castaño no es muy conocido, tiene su círculo de amigos y se siente bien así. Sin embargo Kim, es el tema de conversación de muchas personas. De todos los que estamos aquí, una Universidad privada donde el noventa por ciento tenemos un nivel económico elevado, él es uno de los más pudientes; eso sin sumar su belleza.
Suena como el típico libro para adolescentes donde el protagonista parece un príncipe de cuento. Seokjin no es así. El tiempo no se detiene, ni va a cámara lenta cuando pasa por mi lado, solo admito que es guapo y un buen partido.
Ambos llegan donde estoy yo, mi mejor amigo se sienta a mi lado y, a su lado, Kim. Los saludo a los dos pero para el primero dedico uno especial.
La clase comienza a su hora. No se escucha nada a parte de los bolígrafos y las hojas que utilizamos para apuntar nombres, datos e información sobre los diferentes frascos con pastillas, jarabes e inyecciones. Me he permitido dejar mi teléfono sobre la mesa, frente a mi, donde no moleste ni a mi amigo ni a mi compañera, con la pantalla boca abajo con la grabadora encendida. Quien sabe. En las circunstancias en las que me encuentro, puedo sufrir una parálisis momentánea y no pienso asumir ese riesgo. Jimin lo sabe, por eso gira a verme preocupado cada quince minutos cuando no nota movimiento por mi parte.
Al final de la clase, guardo todo lo que he utilizado y saco el trabajo que nos programó hace un mes para dentro de cuatro días. Lo terminé pronto y quiero deshacerme de él lo antes posible.
Ruhwe me hace una seña y entiendo que va a ir saliendo. Jimin me guiña un ojo y la sigue, con Kim detrás que me sonríe dulcemente. Irresistible.
Me apresuro hasta la mesa del profesor y lo interrumpo un segundo.
— Disculpe señor. He terminado el trabajo que nos asignó. ¿Puedo entregárselo ahora? — se le ve despistado en algo más, pero se toma un segundo para mirarme a mí, al montón de papeles en mi mano y a los suyos sobre la mesa.
— Si, claro señorita... — entiendo, es difícil aprenderse tantos nombres.
— Kang Shiyi.
— Perdóneme señorita Kang. Déjelo encima de aquél libro —lo señaló—. Muchas gracias.
— Gracias a usted — coloqué bien mi mochila y salí del laboratorio.
Jimin fue muy oportuno y me mandó un mensaje justo cuando mi instinto me hizo mirar el móvil. No estaban en el pasillo, o por lo menos, yo no los veía.
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𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨 +¹⁸ «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»
Fanfiction» Historia basada en los POV's de TIKTOK: Donde Jungkook puede escuchar cantar a su alma gemela, y viceversa. «𝗟𝗮 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰𝗮 𝗲𝘀 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗯𝘂𝘀𝗰𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀 - 𝗟𝗮𝘄𝗿𝗲𝗻𝗰𝗲 𝗗𝘂𝗿𝗿𝗲𝗹𝗹» • Somos como el aceite y el agua...