𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨 +¹⁸ «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»

17) Por las molestias

Al final ambos acabamos durmiendo en el salón después de ver una película en el portátil de Jeon. Llamé a Taehul para avisarla de que no llegaría a su casa por el temporal, a lo que me respondió que no pasaba nada, pues Yungyuk tampoco pudo; entonces, en ese caso, lo pospusimos.

Después le mandé un mensaje a mi madre, que quería saber si había llegado sana y salva a mi destino y, aunque no estábamos pensando en el mismo, la contesté afirmativamente para que no se preocupara. Esta es una de las pocas veces que la he mentido y me siento mal.

Me removí en el sitio, estirándome mientras captaba que ya era de día, pero no recuerdo haberme quedado dormida en esta posición: totalmente tumbada en el sofá y con una manta por encima.

Me incorporo con ayuda de mis antebrazos y observo a Jungkook durmiendo en el suelo. Está despeinado por completo y respirando plácidamente. Ante esa imagen me sale un mohín feliz, pero me duele al instante pensar que le he despojado de su lugar asignado para dormir.

Me levanto en silencio sin despertarlo, busco por la sala mi teléfono, para ver que son las nueve de la mañana, y me lo guardo en el bolsillo de mi pijama. Por lo menos me desmaquillé y me cambié antes de quedarme dormida. Mis ojos regresan a la anatomía de Jungkook y observo la forma en la que está despatarrado, enredado por las piernas en una manta y, sin embargo, parece estar cómodo. Es muy tierno. Extiendo bien la frazada por encima de él y le quito los mechones que puedan ser molestos. El golpazo de su cara tiene mejor pinta ahora; con suerte, se borrará en unos días.

Camino hacia la habitación para coger mi bolsa y dirigirme al baño. Me aseo y me peino, aunque no sirve de mucho puesto que, debido a la humedad, mi pelo se ha crispado, formando pequeños rizos imperfectos. Odio la forma de mi pelo, por eso hago todo lo posible para alisarlo, es la única forma de estar algo decente. Saco una goma de pelo que traje entre todos los "por sí a casos" para recogerlo y, justo al terminar, la bella durmiente aparece por el marco de la puerta.

— Buenos días.

Sonrío al verle somnoliento aún, tocándose los ojos con el dorso de su mano para poder ver bien. Bosteza y se estira antes de hablar.

— Buenos días preciosa — entra y se pone detrás de mi, colocándose el flequillo con las manos.

Lo observo mientras que guardo todo lo que había sacado de mi neceser, haciendo ver el lavabo mucho más recogido.

— Tocándote el pelo solo conseguirás ensuciarlo.

— ¿Uhm? Siempre hago esto — comenta. Su labio inferior se sobrepone levemente sobre el superior mientras se mira en el espejo, como si hubiese hecho algo mal.

Me retiro del medio para que se lave la cara. No sé porqué se peina si va a echarse el pelo hacia atrás para mojarse la cara. Muevo la cabeza para centrarme en lo mío y cierro la cremallera cuando ya no queda ninguna de mis pertenencias por recoger. Se seca y saca un peine para dividirse los mechones en dos, mientras que observo lo que hace pues me parece divertida su cara de concentración. No exagero si digo que lo intentó más de cinco veces, sin éxito.