— Soy hija única — informé mientras que peinaba con mis dedos la larga melena negra de Jeon.
Me costó muchos besos, berrinches y enfados fingidos, cosas totalmente propias de mi forma de ser que, por cumplir mis deseos, haría sin dudarlo, para que este me permitiera jugar con su brillante pelo.
— ¿Y nunca has pensado qué se sentiría al tener hermanos? — preguntó aferrado a mis caderas.
Debido a la altura que derrocha Jungkook y la falta de esta en mí, para llevar a cabo mi labor, me senté encima de él a horcajadas. Yo me entretenía con lo mío y él con la televisión encendida, la cuál tenía que observar de lado por la posición, además de que estábamos conversando.
— No —me sinceré—. Mis padres no querían más hijos y yo siempre estuve de acuerdo con eso —partí su pelo en dos mitades—. Te seré sincera, cuando era pequeña, te hablo de la edad alrededor de los seis hasta los diez —especifiqué—, era muy egoísta y presumida.
— ¿Ah, si? — rio con sarcasmo.
— Sí —sonreí—. Siempre quería tener la atención de mis padres, pero creo que eso pudo ser porque me criaron como si fuera una princesa —intentó girar la cabeza pero mi agarre no se lo permitió, haciendo que me mirase fijamente—, su única princesa —enfaticé—. Entonces, tener a otro individuo correteando y conviviendo con nosotros era visto como una amenaza para mí. Una que podría robarme el protagonismo, los caprichos, los privilegios y el tiempo de mis padres — enumeré.
— Das miedo — habló y yo ensanché mi sonrisa.
— De todos modos no había forma posible de que eso sucediera porque, como ya he dicho, mis padres... Bueno... —dudé— Mi madre no quería más niños.
— ¿Cómo que: "tu madre"? — inquirió.
— Es una larga historia — dije, concentrada en amarrar sus mechones en una pequeña coleta sin imperfecciones.
— Creo que vas para largo —cerró un ojo por el tirón que le di sin querer—. Me estás haciendo daño, princesa.
— Perdón —me separé un poco para comprobar mi trabajo—. Mi madre y mi padre no se querían —comencé sin más—. Bueno... En realidad, mi padre si quiere a mi madre. Se enamoró de ella muy joven, no obstante, ella nunca correspondió sus sentimientos, solo se casó con él porque era el heredero de las empresas familiares — conté como si fuera lo más normal del mundo.
— Joder... — dijo al no tener palabras.
— Tranquilo, no me es algo trágico, de hecho, es algo normal en mi familia — peiné la mitad que me faltaba.
— ¿Tus abuelos tampoco se querían?
— Se tenían aprecio. Después de tantos años juntos aprendieron que, aunque no haya amor de por medio, deben apoyarse el uno al otro para salir adelante y beneficiarse —me agarró firmemente de la cintura y se estiró conmigo sobre él para alcanzar el mando y apagar la televisión—. Mejor te contaré la historia y así dejo de irme por las ramas —sugerí y asintió—. Mi madre tiene seis hermanos, con ella son siete, tres hermanas y tres hermanos —comencé resumidamente—. Mi abuelo fue inversionista por varias causas irrelevantes con la suerte de pillar una buena etapa económica en el país. Eso le propinó aumentar su capital y convertirse en uno de los hombres más pudientes de la época —el lado izquierdo me empezó a dar más problemas que el derecho—. Mi abuela, hija de médicos, ambiciosa, reservada y dependiente del dinero, se fijó en él solo por sus posesiones. Después de un tiempo, mis bisabuelos arreglaron la boda de ambos aprovechando que estaban pasando por un momento económico precario — terminé la coletita y lo observé, atento a mis palabras, sin acordarse de mis juegos—. Pasaron los años y tuvieron hijos. Mi abuelo se volvió adicto a las apuestas deportivas, tanto que las perdidas comenzaron a ser más frecuentes que las ganancias, y éstas no compensaban a las primeras —destaqué aquello—. Entonces mis tíos y mi madre crecieron con el constante miedo de arruinarse y echar todos sus lujos por tierra, pero ella, a pesar de ser de las más pequeñas, siempre fue más espabilada y entendió desde muy joven la situación en la que se encontraban. A sabiendas de que ella no heredaría empresas, sino tal vez dinero, se esforzó y destacó siempre en la escuela para estudiar medicina, esperando que su padre no arruinara a la familia antes.
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𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨 +¹⁸ «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»
Fanfic» Historia basada en los POV's de TIKTOK: Donde Jungkook puede escuchar cantar a su alma gemela, y viceversa. «𝗟𝗮 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰𝗮 𝗲𝘀 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗯𝘂𝘀𝗰𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀 - 𝗟𝗮𝘄𝗿𝗲𝗻𝗰𝗲 𝗗𝘂𝗿𝗿𝗲𝗹𝗹» • Somos como el aceite y el agua...