6) ¿Niña?

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No creía que pudiese seguir fingiendo mucho más el extravío de mi anillo. Estaba distrayendo a la amable señorita de nombre Oh Minshi de su trabajo por evitar que me echasen de aquél lugar. Simplemente podía esperar en la puerta un rato, pero hacía frío, y eso era una incitación a mi segunda idea: la que estaba llevando a cabo.

— Ya revisamos al rededor señorita. Su anillo no aparece —y no va a aparecer—. ¿Podría tomar apuntado su número en caso de que lo encontremos?

— Miraré una vez más. Ese anillo significa mucho para mi — hace una mueca y asiente.

Me vuelvo a lanzar al suelo, hincando las rodillas y pasando las manos por él. Con suerte, encontraré alguna moneda. No me quedan más escusas pero, precisamente, escucho una puerta cerrarse y varios pasos de quien estaba buscando. Saco el pequeño objeto de mi bolsillo con maña y me pongo de pie.

— ¡Aquí está! —grito tan fuerte que todo el mundo me mira, menos él, que se dirige a la salida— Muchas gracias por ayudarme — cojo mi bolso y me lo cuelgo a la vez que echo a correr detrás de él.

¿Has pensado cómo o qué le vas a decir Shiyi? No, no lo he hecho, pero se me ocurrirá algo.

Me lleva ventaja, tanta que sale andando y la puerta se cierra en el mismo instante en el que yo la alcanzo. La abro con rapidez y lo busco por todos lados con la mirada pero ha desaparecido. —Genial—. Suspiro.

— ¿Por qué me sigues? —me giro drásticamente y me encuentro a centímetros de distancia de él. Estoy tan sorprendida por su sigilo que no alcanzo a articular ninguna palabra—. Te he hecho una pregunta —. Mete sus manos en los bolsillos de la chaqueta pestañeando varias veces por el pelo en sus ojos.

— Quería hablar contigo — simple, pero por su expresión es una respuesta válida.

— ¿Sobre? — que indiferente.

— Sobre algo extraño —alza una ceja y yo solo asiento, ratificando que es algo que no cualquiera creería—. ¿No te resulta familiar mi voz por casualidad?

Baja sus ojos a mis labios y los devuelve a donde estaban antes de negar con la cabeza.

— No tengo tiempo para tonterías niña.

¿Niña? —repito sin dejar pasar ni un segundo entre su argumentación y la mía—. Tengo veintiún años.

— Y yo veintitrés —responde— ¿Ya acabaste?

Quise contraatacar, pero se giró, yéndose descaradamente.

— Que maleducado. ¿Cómo puedes ser tú mi alma gemela? — chillé al aire, consiguiendo que se parase en seco.

Giró su cabeza sobre su hombro y me miró muy seriamente. Están pasando tantas hipótesis y situaciones por mi cabeza, que me hacen replantearme qué estoy haciendo ahora mismo.

— No bromees con eso — suena triste.

— ¿Tengo cara de estar bromeando? —alzo una ceja desorientada—. Además, la leyenda no aplica sobre todo el mundo. ¿Cómo sabría entonces que escuchas a alguien si no soy yo?

Da unos pasos, girando completamente y camina hacia mi con paso decidido, aún con las manos escondidas, hasta quedarse muy próximo a mí. Analiza mis ojos, los cuales intentan sostener su mirada despreocupada, y habla. Puedo sentir el calor de su aliento contrastante con el clima frío.

— ¿Crees que te creeré tan fácil? Necesito pruebas — yergue el cuello, demostrando que es más alto que yo.

— ¿Qué pruebas quieres? —me quejo irritada— Te he escuchado cantar durante meses y ahora vengo aquí y —hago una pausa—, te escucho cantar en directo — mi voz sale enfadada aunque solo estoy disgustada.

𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨  +¹⁸   «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora