- La serología sigue siendo la base del diagnóstico -levanté la cabeza después de anotar varias aclaraciones previas en los márgenes de mis apuntes-. Estas pruebas consisten en análisis de anticuerpos no treponémicos y antitreponémicos -señaló caminando de un lado al otro-. En la lepra, estas pruebas suelen ser positivas, pero avanzada la enfermedad pueden ser negativas y...
El timbre sonó, dejando al profesor de Anatomía Patológica con la palabra en la boca y acrecentando el ritmo con el que mi mano se movía sobre el papel. Recogí todos los folios esparcidos por mi lugar. Estaba sola; ni rastro de Jimin a mi derecha o a mi izquierda, cosa que no era culpa suya porque esta asignatura figura en el horario de Medicina, no en el de Enfermería. Agarré todos mis bolígrafos como si mi mano fuera la pala de una excavadora y los guardé con prisa.
Subí mi mochila sobre mis piernas para meter todo, viendo como una pequeña botellita de batido natural de vainilla se posaba frente a mi, en la mesa. Giré la cara hacia la derecha, viendo los ojos negros y los abultados labios de Seokjin, que formaban una sonrisa desentendida. En ningún momento mi expresión fue amigable y no tenía ganas de repetir otra de las incontables veces en las que Kim me perseguía como si su error hubiera sido lo mejor que me pasó en la vida. Irónico, sabiendo que, por su culpa, me hayo en un estado pésimo, pero él lo ignoraba porque, en realidad, su interés en mí no incluía a mi persona.
Me levanté sin responder su saludo, cansada como siempre de todo. Éramos de los últimos en salir y, a pesar del eco que se forma en la zona alta del aula, sacó el tema de conversación como si solo yo le escuchase, sin embargo, le ignoré y bajé, directa a la puerta del aula, con celeridad.
- ¿Por qué sigues fingiendo que no te gustó? -no es la misma frase que empleó días atrás, aunque el significado es el mismo. Me renegué a contestar y salí del edificio, dando con el aire frío de las corrientes que se generaban en los espacios abiertos de los jardines. Era viernes, y solo quería llegar a casa para enterrarme en libros o llorar por el desastre de vida que llevo últimamente- Vale, ya veo. Te gusta hacerte de rogar - me alcanzó y me cogió del brazo, prohibiéndome avanzar. Me quedaba tan poco para, oficialmente, abandonar estos muros que bufé sin importar el monólogo que venía haciendo Seokjin a mis espaldas.
- Seokjin, te lo pido por favor. Déjame en paz -aunque quise, no pude soltarme de él-. No me voy a molestar en discutirlo otra vez.
- ¿Es que no lo entiendes? -tiró de mi brazo bruscamente cuando traté de seguir mi camino- ¿Qué tengo que hacer para que lo aceptes? Estaremos juntos quieras o no.
- ¡Nada! -perdí los nervios e hice fuerza con mi brazo atrapado hacia abajo, haciendo todo lo posible para no llorar de la impotencia. Me había llevado algún arañazo por lo fuerte que me agarraba pero mi atención estaba puesta en el picor de mis ojos- ¡El que no lo entiende eres tú! -me acerqué a él enfurecida- ¡Puedes estar con quien quieras! ¡Con quien quieras! ¡Tienes para elegir! Pero, ¿tenías que encapricharte de mí?
- No eres un capricho Shiyi - frunció el ceño.
- ¿Ah no? Entonces, ¿por qué te intereso? ¿Qué te interesa de mí, Seokjin? - ladeé la cabeza y adopté una posición de espera mientras me miraba de arriba-abajo con los labios entreabiertos, incrédulo.
- Eres diferente - me halagó esperando a que cayese, como si fuera una de sus fans. Como si el simple hecho de que Kim Seokjin me prestase su atención y me diera sus bonitas palabras fuese hacerme desvanecer de la emoción.
Resoplé con una sonrisa satírica, sabiendo a la perfección que no hay sentimientos por su parte, los cuales, si existieran, tampoco serían correspondidos.
- ¿Y ya? Solo por eso, ¿ya soy digna de estar entre tus posesiones? -entrecerró los ojos tal y como si no me entendiera- No hay nada que puedas hacer para que eso suceda.
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𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨 +¹⁸ «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»
Fanfiction» Historia basada en los POV's de TIKTOK: Donde Jungkook puede escuchar cantar a su alma gemela, y viceversa. «𝗟𝗮 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰𝗮 𝗲𝘀 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗯𝘂𝘀𝗰𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀 - 𝗟𝗮𝘄𝗿𝗲𝗻𝗰𝗲 𝗗𝘂𝗿𝗿𝗲𝗹𝗹» • Somos como el aceite y el agua...